Educadora, abogada, ingeniera mecánica, entre otras profesiones. Son mujeres que trabajan en beneficio de la sociedad. Son revolucionarias. Algunas de ellas salieron de su zona de confort, rompieron con lo establecido en cada uno de sus campos para abrir el camino a tantas otras que también por la igualdad.

Es probable que ellas no sean conocidas, pero tienen historia que han hecho del mundo un lugar más justo.

Verónica Llaguno

“La mujer es el eje central de la familia. En la actualidad se destaca por cumplir con compromiso todos sus roles, en especial el de mamá y profesional. Soy directora nacional de una fundación y brindamos apoyo a las mujeres emprendedoras. Las ayudamos a salir adelante con sus emprendimientos y sus hijos, a ellos les damos atención médica. A la mujer se la celebra todos los días. Tenemos que seguir trabajando por nuestro derechos. Lamentablemente, en estos tiempos todavía se la señala. La enemiga de la mujer es otra mujer, cuando es mejor trabajar en equipo”.

Mariuxi Montenegro

“La mujer de estos tiempos está empoderada. Es independiente. Confía en ella misma. Desde mi profesión impulso a las maestras que trabajan conmigo, hay caso en los que se han querido dejar el trabajo por atender a su familia, ahí les explico que nuestro rol es fuerte. Somos la base de la sociedad”.

Lissette Burbano

“Desde pequeña me involucré en la labor social. Para hacer algo por alguien se debe tener vocación y empatía. Por medio de mi fundación servimos a quienes más lo necesitan sin ser políticos”.

Romina Flores

Ha recibido reconocimientos por sus altas calificaciones, Premio Filantrópica año 2016 y es campeona de ajedrez. Tiene 18 años.

“Mi sueño es ayudar al prójimo a través de mi profesión y que esto sirva de ejemplo para las futuras generaciones. Admiro a Marie Curie, fue la primera mujer científica con más reconocimiento hasta la fecha además y la primera en ganar un premio Nobel”.

Jacqueline Ludeña

“En la vida laboral te encuentras con el celo profesional, ellos creen sabérselas todas y que tu siendo joven y mujer no sabes nada, por lo tanto, no tienen la disposición colaborar. El primer cambio que me toco hacer fue un cambio de actitud empoderarme que el jefe era yo y que debía manejara ese personal el 90% hombres, comer con ellos, preocuparme de su parte humana, reconocer y valorar su experiencia. Bajo esta estrategia logre disolver grupos rivales y unir a trabajadores y jefes en plantas industriales. Estas experiencias me llevaron a formar mi propia empresa”.