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Buena Vida

Para asistir a estas fiestas no existen restricciones por edad, pero generalmente se trata de hombres entre 20 y 45 años.Pixabay

¿Qué es el sexodopaje?

En el imaginario colectivo cada vez quedan menos tabúes al momento de desarreglar las sábanas. El detalle está en que todo se vale siempre y cuando no cause daño a quien lo practica. Basándose en esa premisa, en Europa las autoridades de salud se han m

En el imaginario colectivo cada vez quedan menos tabúes al momento de desarreglar las sábanas. El detalle está en que todo se vale siempre y cuando no cause daño a quienes decidan involucrarse. Basándose en esa premisa, en Europa las autoridades de salud se han mostrado altamente preocupadas por una nueva práctica sexual considerada de “alto riesgo”.

Se trata del sexodopaje o ‘chemsex’ (por sus lexemas en inglés). En español, el término dopaje significa ‘administración de fármacos o sustancias estimulantes para potenciar artificialmente el rendimiento del organismo, a veces con peligro para la salud’. En esta polémica actividad ocurre algo similar, pero se emplean estupefacientes para prolongar encuentros sexuales.

¿En qué consiste el sexodopaje?

El también llamado sexo químico consiste en largas jornadas —hasta de 72 horas— de sexo grupal y consumo de drogas. En estos eventos no hay tiempo para descansar, tampoco para comer o dormir. Y su peligro radica en la combinación potencialmente mortífera de estupefacientes que conlleva: las metanfetaminas, el éxtasis líquido y la mefedrona —acompañados de otros estimulantes como los ‘poppers’ y el viagra— son los componentes del ‘coctel erótico’.

El uso de la mefedrona, el éxtasis líquido y las metanfetaminas —que genera una desinhibición de cara al sexo— es particularmente peligroso, ya que los efectos de una de las drogas se contrarrestan con la otra y esto hace que estas sesiones se extiendan durante varios días propiciando el daño físico y mental de los participantes.

Dentro de estas prácticas sexuales y de consumo de sustancias, existe una modalidad denominada ‘slam’ (golpe en inglés), en la que los estupefacientes se inyectan para acelerar sus efectos en el organismo; esto, a su vez, trae aún más riesgos, pues este modo de administración aumenta las posibilidades de sufrir una sobredosis, en ocasiones mortales. Asimismo, crece el temor de que conlleve un repunte del contagio de virus del sida, sobre todo entre los jóvenes.

La fiesta químicamente pura

Siempre se arma después de que terminan las fiestas convencionales. Generalmente empiezan bien entrada la noche y con algunos grados de alcohol en la sangre. Según un reportaje publicado por La Vanguardia, los lugares preferidos para llevar a cabo este ‘ritual’ están en los pisos más altos de los edificios, donde los asistentes pueden gozar de privacidad.

La herramienta más utilizada para comunicar sobre estos encuentros es Grindr (una aplicación móvil dirigida a la comunidad gay masculina). El interesado debe tener activada la opción de geolocalización, concretar la cita y recibir el visto bueno del organizador. Sólo se entra por invitación.

El dato EXTRA

1. Algunas veces son solo dos personas las que prolongan la práctica sexual durante varios días. Generalmente se trata de grupos de hombres temporales, donde gente nueva se une al grupo a lo largo de la noche, hace lo suyo y deja la fiesta después de algunas horas.

2. Durante estos encuentros la protección no juega un papel muy importante. Normalmente bajo los efectos de las drogas que se usan, el preservativo pasa a segundo plano.

3. El consumo de drogas inyectadas puede derivar en el intercambio de jeringuillas y exposición a infecciones de transmisión sexual.

4. Luego del coctel de drogas consumido durante una sesión, los participantes suelen sufrir paranoia, psicosis, bloqueos y pérdidas de conocimiento con posibles efectos secundarios.

5. Las enfermedades de transmisión sexual más frecuentes están el VIH, hepatitis B y C y sífilis.