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Buena Vida
Cronobiología: Ponte en hora
No somos los mismos por la mañana que por la noche. Conocer las variaciones que se producen en nuestros órganos y sus funciones a lo largo del día es importante ya que puede afectar a nuestra salud.
No somos los mismos por la mañana que por la noche. Conocer las variaciones que se producen en nuestros órganos y sus funciones a lo largo del día es importante ya que puede afectar a nuestra salud. La explicación sobre estos procesos internos está en la cronobiología.
Se trata de una ciencia, relativamente nueva, que estudia los cambios biológicos desde el punto de vista de ‘la hora del día’ y se encarga del estudio de los ritmos circadianos del individuo (de circa, “alrededor”, y diano, “día”). Y, ¿de qué dependen estos cambios? De nuestro reloj interno, que controla las pautas de sueño, conducta alimentaria, secreción de hormonas, tensión arterial y temperatura corporal.
Gracias a la sincronización de la luz que entra por nuestros ojos con el núcleo supraquiasmático (situado en el hipotálamo, justo detrás de los ojos), nuestro cuerpo sabe qué hora es. Pero ha sido recientemente cuando la medicina ha comenzado a ocuparse del estudio y conocimiento de los relojes de nuestra fisiología (cronobiología).
Según Marta Garaulet —doctora en Farmacia y nutricionista, citada por EFE Salud— todavía es una quimera la aplicación de la cronobiología a la práctica clínica. Debido a que es una ciencia incipiente, “no hay muchos especialistas que lo consideren en un tratamiento ni se planteen a qué hora administrar un fármaco, o a qué hora hay que hacer un tratamiento contra el cáncer”, declara.
En su libro ‘Los relojes de tu vida’, la investigadora recoge las pautas para conocer nuestro ritmo biológico y cómo mejorar el bienestar a través de hábitos saludables, una obra que se suma a los más de 200 artículos científicos publicados en relación con la nutrición, en especial con la obesidad.
Elementos cronodisruptores
Los ritmos biológicos pueden verse alterados con la edad y otras circunstancias de la vida (como exponernos a la luz por la noche, comer a deshora, o la falta de sueño). La luz es el sincronizador por excelencia: a través de la luz que entra por los ojos nuestro reloj interno ‘se pone en hora’.
Por ello, exponerse a la luz artificial por la noche o dejar la luz encendida hasta tarde puede perturbar nuestros ritmos circadianos. Ello, altera a su vez los ciclos de sueño/vigilia, liberación de hormonas, temperatura corporal y otras funciones importantes del cuerpo. Con lo cual, nuestro organismo sufre, nuestra fisiología se trastorna.
A la larga, estas alteraciones en los ritmos de nuestros órganos y sus funciones pueden aumentar el riesgo de desencadenar enfermedades mentales, obesidad, cáncer, depresión o alzhéimer. Las posibilidades de presentar determinadas patologías también se dividen en franjas horarias. Por ejemplo, en la mañana enfermedades cardiovasculares como ictus, infartos de miocardio, trombosis, embolias; en la noche, asma, inflamación, alergia cutánea, acidez y úlcera de estómago y diabetes, según se explica en el libro de Garaulet.
Cronobiología: La terapia del orden
Pero más allá de nuestra salud física, conocer nuestro cronotipo también nos ayudará a ser más felices, pues nuestro estado de ánimo se puede ver afectado por los ritmos circadianos. “Conocer tu cronotipo te puede ayudar a adaptar tu vida con tu trabajo, familia, pareja... a saber elegir en qué momento hacer tus actividades (como hacer ejercicio físico, estudiar), etc... Todo ello te ayuda a entenderte y a ser más feliz”, asegura Garaulet a EFE.
Empeñarnos en hacer aquello que va en contra de nuestro horario interno puede conducirnos al fracaso. De hecho, hablando de frustración, la cronobiología condiciona enormemente nuestra vida sexual. Es común encontrar parejas de cronotipos opuestos y, pese a ser algo que ni nos planteemos, “influye muchísimo en las relaciones”, afirma Garaulet.
El cronotipo es difícil de cambiar
Alondras y búhos, ¿matutinos o vespertinos? Cada uno de nosotros tenemos unos ritmos internos característicos basados en nuestro propio cronotipo. Cambiar esta situación “es difícil porque ello te viene marcado por la genética”. Es decir, que seas matutino o vespertino es una característica que está en tus genes.
Se sabe que las personas con un cronotipo nocturno presentan una peor salud circadiana pero, aunque no es una tarea sencilla, modificando tus hábitos de vida podrás mejorar tu salud circadiana. “Cambiando tus hábitos de comida y de sueño conseguirás moderar tu cronotipo, pero lo más común es que con la edad te vayas haciendo más matutino”, señala la investigadora.
Las personas más nocturnas, suelen ser más caóticas, artísticas, creativas pero ello en detrimento de una peor salud; más alteraciones mentales: depresión, ansiedad, trastorno bipolar, mayor grado de obesidad...
Mientras que las personas diurnas suelen ser metódicas, organizadas, más prácticas, lógicas, racionales y saludables. “En la sociedad en la que vivimos es mejor ser matutino”, pues tiene la “ventaja” de ir con la hora establecida por la sociedad.
Si posees un cronotipo nocturno extremo, es decir, tiendes a dormirte después de la 1,30 de la madrugada, puedes hacer pequeños cambios que te ayuden a mejorar tu calidad de vida.
Entre las pautas para adelantar el centro del sueño, Marta Garaulet destaca las siguientes:
- Estar expuesto a luz intensa y actividad física por la mañana (al menos dos horas al aire libre cada día).
- Seguir terapias de melatonina (tomarla entre 4-6 horas antes de irse a la cama).
- Seguir terapias basadas en el uso de la luz. Para ello deberás exponerte a una luz azul que tenga al menos diez mil luxes (todos los días, dirigiendo la lámpara a los ojos durante 40 minutos, por un tiempo de 6-7 meses).