¡Pilas, las comidas intermedias no pueden faltar!

Las ocupaciones diarias y la vida ajetreada típica de estos tiempos hace que las personas, tal vez con suerte, puedan ingerir tres comidas: desayuno, almuerzo y merienda. Además de ello, muchos no acostumbran a realizar adecuadamente las denominadas comidas intermedias.

El término se refiere a los bocadillos que se consumen a media mañana, después del desayuno, y media tarde, luego del almuerzo. ¿Y es que a quién no se le antoja algo para ‘picar’ entre los alimentos fuertes? Sin embargo, para esos casos, hay aspectos a tomar en cuenta.

Porción adecuada

La médica nutrióloga, Irene Alvarado, refiere que estos alimentos no deben superar el 10% de calorías diarias que se debe comer. Aquello va de la mano con la dieta individual de cada uno, que se calcula de acuerdo a la edad, al sexo, a la composición nutricional y la actividad física de la persona.

“Si una persona requiere en promedio 2.000 calorías diarias, esa colación de media mañana o media tarde no debe ser de más de 200 calorías”, precisa Alvarado.

Pero, ¿cuáles son los productos sugeridos? Alvarado comenta que en la mañana siempre cae bien una fruta, algún lácteo como yogurt, o frutos secos. Estos últimos contienen grasas buenas (no saturadas) y minerales como zinc, hierro, complejo B, entre otros.

El mismo consejo se puede aplicar para la tarde, pero variando la combinación mañanera para no repetir el menú. “Debe haber proteína, carbohidratos, algo de fibra”, según la experta.

En cuanto a la fruta, no hay alguna en específico que deba consumirse. Lo importante es que también todo ello se complemente con agua para mantener la hidratación.

En el caso de los diabéticos, la nutrióloga indica que pueden ingerir frutas pero no repetir frecuentemente aquellas demasiado dulces como la piña.

Recompensar un ayuno, la peor idea

El bromatólogo y máster en ciencias alimentarias, Onay Mercader, acota que en ocasiones hay quienes al levantarse por las mañanas, por diferentes razones, no desayunan ni comen el aperitivo intermedio, pero piensan que está bien llenar ese vacío estomacal con un almuerzo ‘bien parado’. Sin embargo, esa costumbre no es saludable.

“Es importante garantizar esa comida para no exponerse a periodos prolongados de ausencia calórica”, especifica Mercader.

Es primordial tener en cuenta que para no caer en ese mal hábito se debe tener claro cuáles son los porcentajes de cargas calóricas y energéticas ideales en cada turno.

Marcader dice que el desayuno debe promediar hasta un 30% de esas cargas; la media mañana, del 5% al 10%; el almuerzo, entre un 30% a un 35%; la media tarde, 5% al 10% y finalmente, la merienda promedia el 30%.

“No debemos caer es desequilibrios metabólicos, porque luego el organismo se adapta a estas carencias y busca un mecanismo para no gastar energías y acumular como reservas que a veces derivan en cúmulos de grasa”, enfatiza el especialista.

Es por eso que cuando entre la merienda y el almuerzo del siguiente día no hay alimentos, el ser humano tiende a perder vitalidad, por ejemplo, al estudiar, quedándose dormido, o no tiene suficiente fuerza para realizar actividades físicas.