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Buena Vida

Lo que no decimos sobre el sexo

Hay mucho ruido alrededor del sexo, mucho discurso publicitario que oculta realidades muy presentes como la falta de deseo, el dolor y el miedo, convirtiéndolas en realidades condenadas a la clandestinidad frente al mensaje imperante que vende paraísos

La sexualidad no solo da placer. Hay mucho ruido alrededor del sexo, mucho discurso “publicitario” que oculta realidades muy presentes como la falta de deseo, el dolor y el miedo, realidades que quedan condenadas a la clandestinidad frente al mensaje imperante.

“Podemos tener miedo, sentir dolor, no sentirnos especialmente deseadas, podemos no tener ganas o incluso preferir leer un libro.. y todo ello es normal, no hay que sentir vergüenza”.

Así lo afirman en Las mujeres y su sexo (Plataforma Actual), las psicólogas clínicas y sexólogas Heidi Beroud-Poyet y Laura Beltrán a Efe Salud. Las especialistas, apoyándose en sus 20 años de experiencia, desmenuzan la “vida secreta” del sexo femenino, sus dificultades y la manera de librarse de las mismas.

Laura Beltrán habló con Efe sobre lo que ve en su consulta y lo primero que refiere es que en los últimos años acuden cada vez más parejas jóvenes por problemas de deseo. “Se estima erróneamente que a edades jóvenes todo tiene que ser muy fácil”

“Ese discurso social publicitario que impera sobre el sexo supone una presión que pone en dificultad a la gente joven que comienza”.

La falta de deseo es también uno de los principales problemas que empuja a mujeres adultas, y cada vez más a los hombres, a acudir a una consulta.

No es una necesidad natural

De acuerdo con Beltrán, el deseo sexual no es una necesidad natural y no se debe confundir con las necesidades fisiológicas.

“Se habla de que la sexualidad tiene que ser muy natural y muy fácil. La sexualidad se aprende poco a poco. La de los animales sí es natural pero la de los humanos no es tan natural”.

“Puede surgir porque has ligado, por un piropo... hay muchos códigos para tener sexualidad y la gente se tiene que dar cuenta que para que funcione hay que interesarse un poco” .

“Hay gente que espera que venga solo y eso puede ocurrir al principio, pero luego si no se provoca las cosas tampoco funcionan”.

Así en su libro explican, para empezar, que no es cierto que los hombres tengan más deseo que las mujeres.

También apuntan que las transmisiones familiares llevan a construir una relación particular con el deseo sexual y que el deseo está relacionado con nuestra personalidad.

Sostienen las autoras que el deseo sexual no es sinónimo de amor y que es cíclico e incluso perezoso, y hay que provocarlo y suscitarlo.

Sexo, deseo y fantasías

Advierte también Laura Beltrán que hay que abrir paso a las fantasías, pero las fantasías “no son la realidad y esto quiere decir que no tiene por qué realizarse y por supuesto no hay por qué compartirlas con la pareja”.

En su libro, las autoras detallan, explican y ofrecen soluciones a los trastornos sexuales femeninos relacionados con el miedo o el dolor, y del que las mujeres sienten vergüenza porque creen que solo les pasa a ellas: miedo al pene, vaginismo, vestibulitis vulvar, hipertonía del suelo pélvico, agresiones sexuales y ablación.

Pero concluyen que vivir dificultades sexuales no es ni una vergüenza ni una tara. Animan a ir a un terapeuta y explicar que les pasa porque es la manera de superar la dificultad.

Así sostienen que hablar de los problemas “es una acto de valentía, una auténtica postura feminista contra la miseria sexual. Es el rechazo a continuar como si aquí no pasara nada”.

“Es la ocasión de descubrir por fin tu sexo y aprender a utilizarlo”, señalan.