¡Se le pone aguado el ‘amigo’! Eso pasa cuando los niveles de testosterona caen en picada. Esta hormona no solo sirve para marcar músculos y avivar el deseo, también mantiene los huesos fuertes, produce glóbulos rojos y hasta influye en el ánimo. Pero cuando falta, los efectos se sienten “mucho más allá del gimnasio y el dormitorio”, advierte el endocrinólogo Bradley Anawalt, de UW Medicine, un sistema de salud de la Universidad de Washington, en Estados Unidos.

Lo más bravo es que el bajón no llega solo a los ‘veteranos’. Puede aparecer desde los 20 o 30 años. “La deficiencia de testosterona se considera una condición médica y es diferente a una disminución relacionada con la edad”, explica Darshan Patel, profesor de urología en la Universidad de California en San Diego.

Diagnóstico no se hace al ojo

Toca hacerse dos exámenes de sangre en días distintos, por la mañana, cuando la hormona está más alta. Según la Asociación Urológica Americana, un valor de 300 nanogramos por decilitro ya enciende las alarmas, aunque hay expertos que ponen el corte en 264.

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Ahora, el síntoma que más preocupa a los ‘panas’ es que se les afloja el asunto en la cama. “La testosterona es necesaria para el desarrollo y mantenimiento de la función eréctil en hombres”, recuerda Brian Black, médico osteópata.

Sin esa chispa química, el cerebro no da la orden y el miembro se queda ‘ruco’. Resultado: pene flácido y dificultad para satisfacer a la pareja. Encima, el orgasmo pierde calidad y, a veces, ni llega.

Pero ahí no termina la desgracia. Con la hormona baja, los músculos se encogen. “El cuerpo se vuelve catabólico, descomponiendo tejido muscular en lugar de desarrollarlo”, explica el doctor Philip Werthman, director del Centro de Medicina Reproductiva Masculina en Los Ángeles.

Un estudio japonés reveló que los hombres con poca testosterona libre tenían entre el doble y el triple de riesgo de perder masa muscular con la edad. Mientras que el urólogo Adam Ramin, cirujano y director médico de Urology Cancer Specialists en Los Ángeles, advierte que los testículos no recuperan su volumen. Y como si fuera castigo, la barriga crece, el vello corporal se cae y los huesos se vuelven frágiles.

Golpe físico y emocional

“No es algo psicológico ni situacional; simplemente ya no tienes ganas de salir y hacer cosas”, afirma William Nall, osteópata de Indiana. La depresión y la frustración por no rendir en la cama pueden empeorar el panorama.

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El ‘wacho’ sufre

Algunos estudios indican que la terapia de testosterona, sobre todo en hombres mayores o con enfermedades cardíacas previas, podría elevar el riesgo de infarto o accidente cerebrovascular. Los especialistas advierten que puede espesar la sangre, aumentando la posibilidad de formación de coágulos.

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