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Diario Extra Ecuador

Buena Vida

Trabajando duro dentro de un ‘foodtruck’

Clientes disfrutan su comida en cuestión de minutos

Clientes disfrutan su comida en cuestión de minutosHamilton López

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La plancha hierve y la carne se fríe en cuestión de minutos. Tres -exactamente- calcula Miguel Pavón, chef propietario del foodtruck llamado Capital Sandwich. La fina capa que brinca del calor es jamón ahumado, que está acompañada de salami de ajo.

Sin dejar de mirar los embutidos, Pavón se acerca hasta uno de los compartimentos de la cocina que está en su camión, y saca dos pedazos de pan artesanal. Las rebanadas son escogidas a gusto del cliente: ajo y albahaca, integral o normal.

Para esa ocasión, el experto prepara un sánduche llamado ‘Chullita’. “Todos nuestros productos son nombrados por leyendas quiteñas”, confesó Verónica Narváez, esposa de Miguel. Ambos laboran en el negocio de moda, como lo llaman, para tener control sobre los ingresos y no depender de jefes.

Todo comenzó cuando Narváez dejó de trabajar en una empresa, en el área administrativa. Sin embargo, los recortes de personal la afectaron y salió. Ella y su esposo decidieron reunir dinero, hasta completar más de 10.000 dólares para adquirir el nombrado foodtruck.

Aunque no todo es sencillo, “porque tu negocio propio es como un bebé”, como lo dice Verónica. Por eso, las calles son el destino de este matrimonio, al igual que el resto de 50 foodtruckers que conformaron una asociación.

Por el momento, la Tribuna del Sur de Quito se convirtió en la parada de la variedad de negocios móviles. Miguel, ataviado con una malla en su cabeza, un delantal, y guantes, prepara “una obra de arte”, como llama a su ‘Chullita’. Le tomó alrededor de cinco minutos unir el pan normal, adornarlo con lechuga, poner las capas de jamón y salami, y cerrar la creación con otra rebanada caliente.

El ‘foodtruck’ se llama Capital Sándwich. Escogieron ese nombre para hacer honor a Quito, como capital ecuatoriana, hace dos meses.

La preparación de los productos no empieza en el camión, sino en una cocina industrial que tiene la pareja de esposos Narváez y Pavón. “Los productos son escogidos en cadenas de venta de comida. Todo es de calidad”, acotaron.

La jornada termina alrededor de las 22:00, para los dos, los miércoles, jueves. Los viernes y sábados, en cambio, extienden su horario hasta las 24:00 o 01:00, por ser días de farra. Los domingos, lo hacen desde el mediodía.

Pero ahí es donde empieza todo. Para que un sánduche esté listo entre los cinco y ocho minutos, Pavón debe trabajar al menos cuatro horas en el marinado de las carnes (pollo o costillas de cerdo), el deshuesar y la cocción parcial que se requiere para solamente freír y entregar.

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