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Abuelita se quedó solita rezando

Portoviejo, Manabí
Ramona Casilda Berme, de 83 años, no se cansa de rezar. A cada rato sale al portal de su casa, junta sus manos y se inclina ante la imagen de la Virgen María que está sobre una mesa de madera.
Allí le pide a la madre de Dios que proteja a Manabí y que no vuelva a ocurrir otro terremoto, como el sucedido el pasado 16 de abril, cuando la tierra empezó a temblar y gran parte del centro Portoviejo se destruyó.
Ella vive en la avenida 15 de Abril, parroquia Santo Rostro de Jesús, junto a su hija Siladelfia Solórzano y sus nietos Anthony y Walter Chávez, arquero mundialista sub-17, quien ahora defiende el arco del Colón Fútbol Club.

Rezaba
Aquella noche del terremoto, Ramona Casilda estaba en la casa de oración pidiéndole a Dios que le vaya bien al equipo del Colón Fútbol Club y de manera especial a su adorado nieto Walter Chávez que estaba en el estadio Reales Tamarindos, listo para jugar contra Liga de Portoviejo por la Primera B del campeonato Nacional.
Pero de un momento a otro todo empezó a moverse y los fieles que la acompañaban en el rezo entraron en pánico y salieron a la carrera. La abuelita no atinó a huir y solo le pedía a Dios que no le pasara nada malo a su familia que estaba en el escenario deportivo.
“Llegué hasta la puerta principal de la iglesia y allí me arrodillé, cerré los ojos y empecé a rezar. Cuando miré, no había nadie a mi alrededor, todos estaban en la calle llorando y gritando, era un caos. Un señor se acercó y me dijo que podía pasarme algo allí y que me retire. Le dije que no sabía como llegar a casa, porque estaba oscuro y me ayudó llevándome a mi hogar en su carro, cuando todo había pasado. Gracias a Dios no me sucedió nada malo”, relata la adulta mayor, quien no deja de pedirle a la Virgen que proteja a los suyos.
Aún está nerviosa, pero sostiene que la madre de Jesús es su fortaleza y la dejará por mucho tiempo en el portal de su casa, como guardiana del barrio. (CAT)