Ángel Linares Corozo, de 33 años, es el arquero titular de la selección de Ecuador en la categoría de talla baja. Él cree firmemente que los sueños deben cumplirse en la vida.

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Con una estatura de 1,35 metros, considera que esta característica es su mayor motivación para alcanzar sus metas. Ha participado en una Copa América y un Mundial en esta categoría, y recientemente aseguró el segundo lugar para Guayas en el levantamiento de pesas en el torneo nacional para personas con capacidades especiales.

Desde pequeño, Ángel pensaba en ser jugador profesional, pero a los 7 años se dio cuenta de las limitaciones por su estatura. Sin embargo, esto no le ha impedido convertirse en un deportista exitoso.

“Soñaba con estar en Barcelona, Emelec, El Nacional, pero con el tiempo surgieron problemas con mi crecimiento. Aún así, con la ayuda de Dios, he logrado alcanzar lo que me he propuesto”, comenta Ángel.

El fútbol representa su mayor desafío, y aunque jugar el Mundial en Argentina le trajo felicidad, reconoce que no ha tenido repercusiones económicas significativas.

Hace dos años comenzó a entrenar en el gimnasio en el estadio Modelo Alberto Spencer, inicialmente motivado por el deseo de fortalecer sus brazos y abdomen, aunque ahora se siente feliz por los resultados inesperados.

Desde 2005 se involucró en el fútbol, pero en noviembre de 2022 incursionó en el levantamiento de pesas.

“Llegué al gimnasio y el entrenador David de Jesús notó que tenía potencial en el levantamiento de pesas. Nunca dije que no, y en el último torneo logré levantar 70 kg”, relata entre risas, cuando le decimos que está “pepudo”.

Ángel también se divierte cuando sus amigos le hacen bromas acerca de que levantan más peso que su propia estatura. Para él, las barreras solo existen en la mente.

“Cuando comencé en el gimnasio, nunca tuve miedo; si mi mente decía que podía hacerlo, lo lograba”, expresa Ángel, quien reside en la quinta etapa del sector Balerio Stacio, al norte de Guayaquil.

En cuanto al amor, prefiere no hablar, pues es un tema pendiente en su vida. Su verdadera motivación radica en ir al gimnasio y representar a la selección de fútbol de talla baja.

Aunque no tiene un trabajo estable, Ángel se ríe de la vida y acepta cualquier oportunidad laboral que se le presente, desde lavar buses hasta ser cobrador o la mecánica, demostrando su actitud positiva.

“Siempre me han gustado las pesas, pero antes no tenía la oportunidad de entrenar. Desde hace 2 años, he podido hacerlo y realmente disfruto de esto”, dice con una sonrisa al pensar que las chicas seguramente le ‘echarán el ojo’.

Ángel expresa su deseo de que el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, o alguien del Ministerio del Deporte, tome más en cuenta a la selección de talla baja para participar en torneos nacionales de forma más frecuente.

“Creo que soy el mejor ejemplo de que donde hay voluntad, hay camino. La estatura, el lugar de residencia o las dificultades económicas no importan. Todo es cuestión de dedicación y fe en lo que haces”, concluye Ángel, un gigante del deporte que ha sabido combinar el fútbol con el levantamiento de pesas de manera única.

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