Hace tres años apenas eran un sueño escondido en la Segunda Categoría del Guayas, y hoy, contra todos los pronósticos, levantan la copa de campeones 2025 y escriben su nombre en la historia. Astillero FC, el club que nació como una escuelita llamada La Canchita, en el sur de Guayaquil, ahora se levanta como bandera de barrio, de lucha y de fe, con un boleto en mano para disputar la Copa Ecuador 2026 y un horizonte claro: la Serie B.

En 2022 se formalizaron como club. Desde entonces, nada volvió a ser igual. Pasaron de ser “los chicos de Fertisa” a convertirse en una fiebre popular que llena canchas. Porque en Astillero caben todos: barcelonistas, emelecistas, liguistas… Aquí nadie pregunta de qué color es tu camiseta; lo único que importa es el sueño compartido. En Socio Vivienda ya formaron categorías, y hoy en Aso Guayas construyen su casa. Con camiseta amarillo y azul, Astillero se volvió el equipo de los que nunca se rinden.

La final fue con goleada

La final fue una fiesta. Ganaron 4-1 al Atlético Junta de Beneficencia en el estadio Alejandro Ponce, en el corazón de Fertisa. Ahí se desató la locura. Hinchas llorando, familias abrazadas, y una certeza: este equipo va en serio. Al mando está el ecuatoriano Carlos León Argudo, exjugador de Barcelona, que conoce lo que significa empezar desde abajo y ganarse el respeto en la cancha.

Detrás de todo, el rostro de una mujer que no se rinde: la Lcda. María Eliza Palma, presidenta del club. Ella sabe lo que viene: los zonales por el ascenso, viajes interminables y rivales desconocidos. “Es duro, pero estamos preparados. Nuestro trabajo comenzó desde enero, y sin descuidar la verdadera razón: las formativas”, dice con firmeza. Y es que Astillero no es solo un primer plantel; es también niños desde 5 años en la Academia, categorías Sub 12, 13, 14, 16 y 18, que respiran fútbol todos los días.

Ahora a buscar un puesto en la serie B 2026

El director deportivo, el Ing. Raúl Murillo, lo resume en tres palabras: “Disciplina y fe”. Con voz quebrada, pero orgullosa, afirma: “Este primer campeonato es fruto de la perseverancia. Tenemos un grupo humano extraordinario. Ahora toca el torneo nacional de ascenso y lo jugaremos como campeones. Ese es nuestro orgullo: somos Astillero”. Y agrega con mirada fija: “Rumbo a la B, con trabajo, disciplina y fe pelearemos el ascenso. La Copa Ecuador 2026 será nuestro impulso”.

Los frutos ya se ven: este año transfirieron a dos joyas. Marcos Cuero, zaguero central, fichó por Emelec; y Ariel Ayoví se sumó a Independiente del Valle. Dos ejemplos de que este club no solo gana títulos, también proyecta talentos.

Astillero FC, campeón del Guayas 2025, juega como local en el estadio de la Espol, al norte de Guayaquil. Pero su corazón late en el sur, en las canchas donde nació. Y desde allí gritan fuerte: “Rumbo a la B”.

Porque en el fútbol de barrio, donde los sueños valen más que los millones, este equipo ya demostró que nada es imposible.

Astillero no llegó para ser un invitado, llegó para quedarse y para recordarle al fútbol ecuatoriano que los grandes también pueden nacer en el sur de Guayaquil.

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