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Diario Extra Ecuador
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Carlos Anchundia, Guayaquil
Librado Azcona era un delantero que metía goles a montón. Pero cuando acudió a probarse en el club 12 de Octubre de Paraguay, sin pensarlo se hizo guardameta, porque vio que había muchos jugadores en su puesto. Jamás imaginó que esa decisión de cambiar de puesto lo llevaría a convertirse en el ‘héroe’ de la clasificación del Independiente a las semifinales de Copa Libertadores.
“Era delantero en la selección del colegio, pero también me gustaba el puesto de arquero. Cierto día fui al entrenamiento del club 12 de Octubre para probarme y de los 900 chicos que asistimos, 400 eran delanteros. Cuando me preguntaron en qué puesto me desempeñaba, les dije que era arquero. No tenía guantes ni nada. Jugué 20 minutos y me hicieron como seis goles. No sabía ni dónde estaba parado. Fue una cosa de locos, porque me quedé como tercer arquero sin saber cómo agarrar un balón o tirarme. Llegué a casa raspado de tanto lanzarme” confesó en una entrevista con FIFA.com
Azcona nació en Caacupé (Paraguay) y viene de una familia humilde que en ocasiones no tenía ni siquiera para el pasaje. “Muchas veces no había plata para llegar al entrenamiento. Tenía que recorrer 30 kilómetros en ‘bici’ para ir”, relató el golero, quien además destacó que cuando ya no contaba con nada en su bolsillo, aparecía Dionisio Cabañas para llevarlo a las prácticas. “Él iba a buscarme, me pagaba un boleto y siempre estuvo ahí para que yo no abandonara el fútbol. Me costó muchísimo. Eso lo valoro mucho” confesó.

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