Con Joao Rojas y Felipe Caicedo desde el inicio, algo que nadie esperaba, Barcelona SC se impuso 1-0 sobre Libertad de Loja en un Monumental vacío, cumpliendo así con la sanción que le impedía contar con el calor de su hinchada en un duelo clave por la Copa Libertadores 2026. 

El estadio, silencioso, no pudo presenciar el reencuentro de Rojas y Caicedo en cancha, pero el equipo amarillo se encargó de hacer sentir su rugido. Barcelona mostró lo mejor de su plantilla, ahora sin lesionados, y Caicedo estrenó una mini barba y bigote que le dio un aire distinto a su acostumbrada presencia en el ataque.

Celebración con gradas vacias

El gol llegó tras una jugada colectiva que será recordada en la era de Ismael Rescalvo. Arruabarrena inició la acción con salida limpia desde la defensa, Campo le filtró el balón a Joao Rojas, quien cedió a Vallecilla. El defensor avanzó como un delantero, centró a Valiente, quien habilitó a Jhonny Quiñónez en el área. 

El mediocampista amagó, quebró a su marcador y sacó un riflazo que se clavó en el ángulo. No era un gol cualquiera, era un golazo que desató la emoción en un equipo que necesitaba tranquilidad frente a la cerrada defensa de Juan Carlos León.

En la segunda mitad, Libertad buscó el empate con insistencia, pero Arruabarrena se convirtió en un muro, frustrando cualquier intento y manteniendo el marcador intacto. A los 52 minutos, la intensidad del partido dejó su huella: Joao Rojas sufrió un fuerte choque con Yerlin Quiñónez y quedó en el suelo varios minutos, generando tensión entre jugadores y cuerpo técnico. 

Así fue el gol de Barcelona en el Monumental

Libertad se quedó con 10 hombres tras la expulsión Quiñónez, al igual que Barcelona, cuando Mario Pineida por reclamos excesivos desde la banca, recibió la tarjeta roja.

Con esta victoria, Barcelona sigue en la pelea por la Copa Libertadores, escalando al segundo lugar con 57 puntos, a apenas dos de Liga de Quito, que suma 55 y aplazó su partido ante Independiente del Valle por compromisos internacionales. Los amarillos sueñan y demuestran que, incluso sin público, pueden rugir con fuerza y firmeza.

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