“Llegó el profe Tanque, sí, es el profe”. La voz del pequeño Matías, de 7 años, llama la atención. Al lugar va llegando el único Tanque que tiene el fútbol ecuatoriano: Eduardo Hurtado, quien se mueve como si estuviera entrando con todo a la defensa contraria.

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Una bolsa gigante que contiene las camisetas y dos tanques de guerra de juguete están a un lado de la mesa. Su esposa Celina va de ‘extremo’ y quien organiza todo, mientras que su hijo Erick se encarga de los detalles para que la escuela de fútbol del exjugador mundialista sea productiva.

Es el final del curso vacacional y la presentación de la nueva camiseta de su academia, y en esto, para sorpresa de todos, media selección de los Mundiales del 2002 y 2006 está invitada, entre otros Frickson George, José Gavica, Rorys Aragón, Carlos Morán, Augusto Poroso, Iván Hurtado.

La camiseta de su academia es azul con rojo, la alterna amarilla con azul.Se ríe al decir que es para que los barcelonistas y los emelecistas puedan vivir en paz.

El Tanque Hurtado habla con los chicos de su escuela de fútbol, les aconseja y les dice que primero es la disciplina, algo que lo llevó a vestir unas 20 camisetas por el mundo.

Los colores amarillo y azul tienen mucho que ver en su vida. Enseguida habla del próximo Clásico del Astillero y asegura que este “es un partido distinto, no importa cómo lleguen en la tabla de posiciones, en el Clásico eso solo son números; aquí no interesa si Emelec viene perdiendo con Aucas o si Barcelona no tiene un entrenador oficial, entras a la cancha y todo cambia”.

El exjugador y ahora entrenador y comentarista deportivo dice que ahora que han pasado los años es un lujo poder haber vestido las camisetas de Emelec y Barcelona, y como ese paso estuvo separado por varios años, las dos hinchadas lo quieren.

Sobre el partido del domingo en el Capwell, recuerda que su época de jugador no dormía bien por la presión. “No es un partido normal, porque todo el país y fuera de él están pendientes, y no solo los que son hinchas de Barcelona y Emelec, ese día hasta los fanáticos de otros equipos unos van por los amarillos y otros por los azules”.

Al final, el Tanque no se atreve a dar un marcador, porque “como es Clásico cualquier cosa puede pasar”.

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