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El remo en Ecuador crece sin apoyo: historias de esfuerzo desde el río Guayas
Rowing Club, la cara del remo en Ecuador: pasión, sacrificio y talento juvenil sin respaldo
En Ecuador, el remo es un deporte de corazón, no de contratos. Mientras el fútbol luce lujos, los remeros entrenan con lo mínimo, pero con pasión. Es martes 22 de julio, 14:00, y desde la ciudadela Primavera 1, en Durán, y otros puntos de Guayaquil, jóvenes se preparan para remar en el río Guayas.
Los botes llegan en camionetas, amarrados como si fueran simples tablas, pero en realidad son vehículos de sueños. El Club Deportivo Especializado de Alto Rendimiento Rowing Club es la cuna de esta pasión.
Paulo Salavarría, entrenador y padre de dos remeros, es el alma del club. Con orgullo, sigue el legado de su padre y entrena a jóvenes como Gabriel Solá, el primer remero ecuatoriano en los Juegos Olímpicos.

Las medallas panamericanas juveniles de Cali 2021 también salieron de este club. Con callos en las manos y sin grandes presupuestos, estas victorias saben a gloria.
LOS CALLOS COMO MEDALLAS
Las manos de estas niñas y niños cuentan historias de sacrificio y entrega. Juliette Quiroz, de 12 años, y su hermana María José, de 10, cargan botes y remarcan con fuerza en cada sesión. Daniela Tadino, Fiorella Triviño, Emily Baren, Pamela Molina, Daniel Flores, Michael Mayorga, y los hermanos Salavarría completan el equipo.
LA VIDA DE LOS REMERES DESDE EL RÍO DEL GUAYAS
"El remo me da vida. Mi sueño es darle algo grande a Ecuador", dice Juliette.
Desde los malecones de Durán y Guayaquil, los curiosos se detienen a verlas entrenar, maravillados.

UNA LOCURA BUENA
Paulo Salavarría es el motor del club. Su sueño comenzó tras ganar regatas en Guayaquil-Posorja en 2009 y 2012. Fundó un club gratuito para devolver algo a la comunidad. Ahora, su logística es una lucha diaria.
"El país está demasiado futbolizado. El remo sigue esperando", dice Salavarría. Han pedido ayuda a los municipios de Guayaquil, Durán y a la Prefectura del Guayas, sin respuesta.

El club entrena cuando hay marea favorable, sin sede fija. Usan el Malecón 2000, el de Durán y un espacio alquilado en El Lago, muy lejano para muchos niños. Todo lo financian Salavarría y amigos como Roberto Gilbert y María Flor Ortiz.
Magdalena Cajamarca, pareja de Paulo, también apoya en todo: desde cargar botes hasta cuidar los entrenamientos.
Próximamente competirán en la primera Copa de Remo en el Lago San Pablo, Imbabura.

"Aquí se gana felicidad, no dinero", afirma Paulo.
HERMANAS DE REMO Y PATINAJE
Juliette y María José también brillan en patinaje artístico. Juliette fue medallista panamericana en 2023 y su hermana quinta. Ahora, entrenan remo todos los días con la misma pasión.
Su madre, Magdalena Cajamarca, nunca falta: "Lo más grande no son las medallas, sino su corazón de luchadoras".
Cada callo en sus manos es una prueba del esfuerzo. El agua les devuelve la mirada como diciendo: 'Esto vale la pena'.
