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“Fue el partido más eterno que he visto en mi vida”

Redacción Quito
No importaron las altas horas de la noche, ni el frío y el sueño. Ni siquiera estar con su pequeño hijo de dos años. Liseth Casanova, esposa del mediocampista de Independiente del Valle Junior Sornoza, esperó en el aeropuerto Mariscal Sucre de Tababela para recibir al ‘amor de su vida’.
No dudó en hacerlo, porque lo único que quería era recibirlo con un beso y un abrazo, tal como lo hace luego de un partido. La espera se hizo larga, sobre todo para el más pequeño, su bebé, quien lleva el nombre de su padre y que sujetaba un globo en forma de balón que le ayudó a pasar las horas. Es lógico que al ver a su padre a través del cristal de la puerta, se le iluminara la cara de felicidad. Era imposible tranquilizarlo, ni siquiera Liseth, con todo tipo de trucos, lo conseguía.
Entonces llegó el esperado momento. El reencuentro después de la gesta conseguida en Argentina. Un regreso lleno de emociones que el ‘10’ de los rayados personificó con un abrazo y un gran beso a sus dos familiares.
“Mi hijo es muy apegado al papá. Ya se da cuenta de que a veces mi esposo no está y me pregunta a cada momento. Cuando está de viaje o concentrado, Junior me llama cada veinte minutos y ahí lo hago hablar para que se tranquilice un poco”, explicaba la esposa.