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Fundar un equipo en Ecuador y llevarlo a la LigaPro: la odisea de Juan Diego García
El cineasta ecuatoriano Juan Diego García aspira a llegar a la LigaPro con un novel club de fútbol. Así documenta el proceso de Quijotes de los Andes
En un rincón del mundo donde el fútbol se respira más que el aire mismo, un "quijote" moderno se ha propuesto una empresa descabellada: fundar un club sin dinero, sin infraestructura, sin padrinos políticos… solo con una cámara, un sueño, y una promesa que parece imposible: llevarlo desde las canchas polvorientas del barrio hasta la Serie A de la LigaPro, la primera división del fútbol ecuatoriano.
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Ese soñador se llama Juan Diego García, y no es un dirigente deportivo tradicional. Es cineasta, publicista, contador de historias. Pero esta vez no quiere contar una: quiere vivirla. El 28 de mayo de 2025, a través de sus redes sociales, anunció el nacimiento de Quijotes de los Andes FC, un club sin presupuesto, pero con alma. “Voy a fundar un club de fútbol en Ecuador, desde cero, sin plata y con una sola meta: llevarlo desde las barriales hasta la Serie A del fútbol ecuatoriano. Y voy a documentar todo el proceso”, dijo, palabra por palabra.
En ese mismo mensaje, reveló que lleva tres meses grabando una serie documental, no solo sobre el fútbol, sino sobre las entrañas del sistema deportivo ecuatoriano: ha hablado con presidentes de clubes históricos, ha fichado jugadores sin recursos, ha chocado con la burocracia. No se trata solo de levantar un equipo; se trata de resistir un sistema que, según la normativa vigente, requiere más que voluntad para existir legalmente.
¿Qué tan difícil es fundar un club de fútbol en Ecuador?
La Ley del Deporte ecuatoriana establece una ruta compleja, pero no imposible, para quienes desean formar parte del sistema deportivo oficial. Para que Quijotes de los Andes FC se transforme en una organización reconocida, deberá cumplir, entre otros, con estos requisitos:
- Tener al menos 25 socios activos
- Estar constituido como organización deportiva de derecho privado, sin fines de lucro
- Justificar la práctica de al menos una disciplina deportiva
- Contar con estatutos aprobados por la Secretaría del Deporte y un directorio registrado
- Cumplir con controles periódicos para ser certificado como “Organización Deportiva Activa”
El reto no es menor. Cada paso demanda gestiones, papeles, firmas, sellos. Y aún así, García no se detiene. Su anuncio se volvió viral. Al día siguiente, el 29 de mayo, confesó con asombro: “Ayer subí el primer video y este fue el comentario que más se repitió ("quiero participar"). Más de 2.000 interesados quieren formar parte de nuestro club”.

La respuesta fue inmediata. El cineasta anunció que este domingo 1 de junio subirá un video con las instrucciones para sumarse a las convocatorias, que estarán abiertas para cualquiera que desee formar parte de esta cruzada. No hay filtros económicos, solo pasión por el juego y por el proyecto.
Este acto de fundación —registrado con cámaras, editado como una epopeya— no solo quiere abrirse paso en los registros legales, sino también en el alma de los aficionados que sueñan con una forma distinta de vivir el fútbol. García propone un modelo autogestionado, sin grandes capitales ni intereses ocultos, y eso choca, inevitablemente, con una estructura dominada por estatutos, reglamentos y poder.
Pero hay algo profundamente literario en su empresa: como los verdaderos quijotes, no busca la gloria fácil, sino la dignidad del intento. Convertir una locura en un legado. Fundar un club, sí. Pero también dejar una historia.
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