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Diario Extra Ecuador

Deportes

El fútbol venezolano, también en crisis

La actual escasez en Venezuela ha afectado al balompié local tanto como a otros aspectos de la vida diaria de los ciudadanos.

Así lucía el interior del Estadio Metropolitano de Lara. La falta de energía eléctrica en Venezuela obligó a que se reprograme el partido Deportivo Lara-Emelec.

Así lucía el interior del Estadio Metropolitano de Lara. La falta de energía eléctrica en Venezuela obligó a que se reprograme el partido Deportivo Lara-Emelec.AFP

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La situación económica que vive Venezuela se vio reflejada este jueves 7 de marzo en el Estadio Metropolitano de Lara. Un apagón masivo, que dejó sin electricidad a 23 de los 24 estadios del país caribeño, impidió que se dispute el partido entre Deportivo Lara y Emelec, válido por la Copa Libertadores, el torneo de clubes más importante de Sudamérica.

Esto se debió a un problema en la principal generadora de energía, aunque el presidente Nicolás Maduro, lo atribuyó a un sabotaje por parte de Estados Unidos. Y es que el fútbol venezolano no ha sido ajeno a la crisis que vive la nación entera y estos ejemplos lo evidencian:

Estadios, sin ambiente ‘futbolero’

“(Anteriormente) solía haber más emoción y gente (en los escenarios)”, recuerda el aficionado Daniel Mendoza, en una entrevista con la agencia AFP, en febrero de 2019. “Con la situación en la que se encuentra el país, la gente se ha desanimado y no hay tanto ambiente”, señala el hincha del Caracas F.C.

A esto se le agrega lo complicado que es adquirir un boleto para un partido. Mendoza contó que compró una entrada a $ 2,70, más de la mitad del salario mínimo mensual de Venezuela. Aún siendo ingeniero de telecomunicaciones, su propio salario ronda los $ 50.

La poca asistencia de público, se debe también a la inseguridad que reina en los alrededores de los estadios. “La situación en el país es complicada por la noche”, explica Mendoza. Él y otros caraqueños saben que, en caso de un robo, no habrá policía local para prestar ayuda. Si hubiera disparo o cualquier agresión, los insumos médicos requeridos para atender a las víctimas escasean.

Pero la inseguridad no solo la sufren los hinchas. En junio de 2018, medios locales informaban que el autobús del Carabobo F.C. fue impactado por una piedra cuando se trasladaba de noche después de cumplir una jornada, según detallaron, para hacerlos detener y robarlos, una táctica común en las carreteras venezolanas.

Árbitros sin cobrar

En julio de 2018, al menos 32 árbitros profesionales del estado Táchira no pitaron los partidos correspondientes a la undécima jornada en reclamo por los impagos que ocurren desde la tercera jornada del Torneo Clausura local. Los colegiados no recibían sus honorarios profesionales desde hace más de dos meses.

Un árbitro explicó a EFE que sus honorarios ascienden a 4.200 bolívares (67,8 dólares), pero “el problema es que pasas uno y dos meses sin cobrar (...), designan juegos y se acumulan las deudas”, detalla. “Mientras tanto, el árbitro se las sigue ingeniando para cumplir en cada jornada”. Añadió que tienen que pedir dinero prestado o comprar efectivo, pues los viáticos no varían a pesar de la distancia que se recorra para trasladarse a la ciudad del juego.

Clubes, también afectados

“Digamos que un futbolista venezolano que lleve dos años o tres jugando y se haya dado a conocer un poquito puede ganar entre $ 300 o $ 400 al mes, mientras que otros se ganan de $ 80 a $ 100, y eso realmente es poco. Y hasta hay algunos a los que les pagan en bolívares y aparte se demoran en consignarles”, dijo en octubre de 2018 Wilson Gutiérrez, técnico del Carabobo F.C., en entrevista con diario El Espectador.

Además de los episodios de inseguridad vividos, Gutiérrez habló sobre lo difícil que se ha vuelto la preparación física de sus dirigidos. “Muchas veces era difícil armar el menú hipercalórico, que se diseña para suplir el gasto energético del atleta. Ahí empezó a volverse complejo el asunto, porque no había lo que solicitabas. Lo que más escaseaba era el pollo y cuando lo pedías solamente te daban pasta”. Según el Observatorio Venezolano de Salud, en 2016, la crisis de ese país hizo que un ciudadano perdiera en promedio ocho kilos al año.

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