Los Almada extrañarán a Ecuador

Que Guillermo Almada hizo historia en la cancha con Barcelona, lo sabe todo el país. Pero detrás de un gran entrenador siempre hay una persona que está en los peores momentos, dándole su apoyo.

Analía Wilkins Dollanarte no sale en los diarios, no da entrevistas, nunca se la vio en la concentración, pero fue el soporte del entrenador durante todo este tiempo. Es su esposa, y de Ecuador se lleva el mejor de los recuerdos.

Aquí pasó su embarazo y crecieron sus dos hijos, Guillermina y Gabriel, y fue la persona que soportó todo, cuando el entrenador uruguayo no lograba lo que soñaba y los hinchas amarillos lo quería ‘matar’.

Los Almada la pasaron mal a finales de 2015, cuando el dueño de casa tocaba la puerta, debido a que el club no cancelaba el sueldo de Guillermo o cuando entró la nueva directiva y al inicio no creían en su trabajo.

Las lágrimas volvieron en enero 2019, cuando Barcelona fue eliminado de la Libertadores: “ese día lloré mucho de la indignación, de la forma cómo se eliminó al equipo, lo mismo le pasó a varias de las esposas de los jugadores”, nos dice Analía, desde Montevideo, de donde viajará a México, pero regresará al país en mayo.

Pero también disfrutó la llegada de la estrella 15, la semifinal de la Libertadores del 2017, los 100 partidos que hizo con Barcelona, cuya camiseta está enmarcada en vidrio y ahora le buscan la forma cómo llevársela a México o mandarla a Montevideo. Pero sobre todo el cariño de nuestra gente, del afecto que le mostraron.

En el Luis Vernaza

Analía estaba en su etapa final de sus estudios médicos, le tocó hacer las prácticas en el hospital Luis Vernaza de Guayaquil, siempre iba sola, pero un día el profesor Almada llegó al sitio.

El ambiente barcelonista fue a lo grande, fotos, autógrafos y saludos se desbordaron, Almada alteró la tranquilidad del centro de salud. Por el bien de los pacientes, el ahora entrenador del Santos de México no volvió más por ese lugar. Pero ella se lleva el recuerdo de ver a sus colegas médicos usar la camiseta del Ídolo por debajo de la bata médica. Dice que nunca había visto tanta efervescencia por un equipo de fútbol.

“Nos va a costar mucho dejar Ecuador, Guayaquil fue nuestra casa por cuatro años”, dice la pareja de Almada, quien en este tiempo fue la guía turística de su familia para conocer el Ecuador. Ciudades como Guayaquil, Cuenca, las playas, Quito eran los lugares que siempre mostraba a sus consanguíneos que llegaban desde Uruguay. Mientras que Guillermo aprovechaba los días libres para pasar en casa.

AGRADECIDOS

La despedida bien pudo ser en 2017, cuando llegaron las propuestas de Medio Oriente, pero los Almada estaban más que cómodos en Guayaquil. El DT no podrá olvidar el país que lo acogió.

Su esposa lo resalta así: “Siempre bien recibidos, personas que nos agasajaron y respetaron. Amistades que no olvidaremos y mantendremos el contacto para recibirlos en nuestro nuevo destino”.

Analía, quien el año pasado bautizó a sus dos hijos en una iglesia de Samborondón, reiteró que “estamos eternamente agradecidos de Ecuador y de los ecuatorianos, por tanto. Ojalá sea un hasta luego. Ecuador, te vamos a extrañar”.

Se dieron cuenta que el fútbol también tiene corazón. Sin entrar en detalles de la labor social que los Almada hicieron en Guayaquil (es algo ultrasecreto), esta familia tienen claro que lo que hace la mano derecha no debe saber la izquierda.

Logros de Almada con el Ídolo:

Diciembre del 2016, Barcelona lograba ganar la estrella 15 bajo la dirección técnica de Guillermo Almada, esa noche en la premiación, el entrenador sacó su teléfono y grabó todo lo que pasaba en las gradas.

La Copa Libertadores del 2017 nunca será olvidada. Le ganó a Botafogo en fase de grupos en Brasil y dejó en el camino a Palmeiras en octavos, y Santos en cuartos de final. Llegaron a semifinales contra Gremio. Fueron meses inolvidables.

Un marcador que más disfrutó la hinchada de Barcelona fue los 5-0, ese marcador se llevó Emelec, Liga de Quito (5-1) y la misma cantidad de goles otros equipos. El fútbol de presión alta, de ir solo al ataque es marca de Almada.