Joao Rojas jugador de Barcelona SC abrió su corazón en su documental El Regreso y dejó al descubierto un relato lleno de dolor, fe y redención.

 “Le envié un mensaje a Ismael (Rescalvo) y le consulto si tenía un lugar para un volante ofensivo”, recuerda con voz entrecortada.

Lo que le dijo a Rescalvo

La respuesta del entrenador Rescalvo fue inmediata: “Siempre estuvo tu lugar aquí”. Sin embargo, ese lunes en que volvió a entrenar, la prensa lo daba por desahuciado. “Todos sabían que yo tenía cáncer, incluso yo mismo me veía muerto, con la pierna cortada”.

Rojas revive la tragedia personal de haber perdido a su bebé y la incertidumbre de un diagnóstico médico que lo sacudió. “Donde no hay explicación humana, hay un amigo en Cristo”, confiesa, mientras menciona a su compañero Molacho, quien le regaló una frase que marcó su camino: “Dar por gracia lo que recibiste por gracia”.

Así fueron los entrenamientos

En los entrenamientos, hasta los roces más mínimos tomaron otro sentido. “Yo logré sentir que extrañaba a todos, incluso a quienes no me caían bien. Todo lo que antes me fastidiaba, lo empecé a disfrutar. Recuerdo que el primer día entrené sin zapatos”.

Pero la verdadera prueba llegó a días del Clásico del Astillero. “Rescalvo me dijo: prepárate porque tenemos que ganar el Clásico. Y yo le respondí: no me hagas esto, vengo de un proceso de paciencia”. Sin embargo, su espíritu competitivo pudo más. “Me fui enojado al banco porque no me iba a meter. Pero cuando hubo penal, me saqué el chaleco y dije: voy adentro. No le di opción”.

Dios es el guionista de todo

Su regreso se selló con un triunfo memorable ante Emelec. “Ese club me dio mucho, lo llevo en el corazón”, reconoce, aunque el destino lo hizo brillar con la camiseta de Barcelona. Cuando el árbitro pitó el final, Rojas cayó de rodillas.

Sobre el vídeo que ha grabado dijo: “Ese guionista es Dios, es Jesús. Escribió este libreto tan lindo. Ese día, en esa cancha, con ese rival, ganando 4-0, terminé de rodillas, porque así se ganan las luchas”.

Una historia marcada por la pérdida, la fe y la resurrección en el fútbol. La vida le dio otra oportunidad y Joao Rojas la aprovechó en la cancha donde más dolía y más soñaba.

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