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Jorge Pinos: de vender mangos en un circo, a 90 minutos de la final de la Sudamericana
La historia del arquero de Independiente del Valle.

La historia del arquero Jorge Pinos de Independiente del Valle.
Con todo lo que ha sufrido y luchado en estos últimos años, la vida de Jorge Pinos podría ser llevada a las salas de cine o ser contada a través de un libro. En tres años, el arquero del Independiente del Valle ha pasado de la decadencia a la gloria.
En 2012 estuvo en el primer plantel de Barcelona, (2007 tuvo un pasó por las juveniles del Ídolo) luego pasó por algunos equipos de la segunda categoría hasta que en 2016 empezó su drama. Supuestos empresarios le dijeron que lo querían en Europa, pero debía jugar primero en Brasil.
Todo fue un engaño. A su regreso a Ecuador, estaba sin equipo y le tocó ganarse la vida en lo que saliera.
Un amigo, que era dueño de un circo, lo llevó a trabajar. Los fines de semana, Pinos hacía de conductor, pero en el intermedio de las funciones vendía funditas con mango. De lunes a jueves atendía el bar de la escuela de su hijo. Antes de eso, por un mes trabajó en Manta como chofer del carro de su padre.
Hoy, Jorge está listo para tapar con Independiente ante Corinthians y conseguir el paso a la final de la Copa Sudamericana. Parece un sueño, pero es la realidad del golero quevedeño.
¿De dónde sale Jorge Pinos?
Nací en San Camilo, Quevedo y empecé en el Palmeiras, equipo del entrenador Antonio Vera. Luego pasé a Omar FC. Me fui a vivir a Lago Agrio (provincia de Sucumbíos), tenía 12 años y jugaba en la selección de Sucumbíos. Estuve con el (Pedro Pablo) Papi Perlaza. Logramos varios torneos y hasta uno en Costa Rica donde fuimos campeones.
¿Cuándo llegó a la serie A?
A la serie A llegué en el 2018 con Técnico Universitario, antes había estado en varios equipos de segunda y serie B. En Barcelona estuve en el 2012, pero no debuté. La perseverancia es tu mayor virtud, hasta que se dio lo de Independiente del Valle. Esperé mucho, pero gracias a Dios se dio. Tuve años muy duros en mi vida, pero siempre tuve el respaldo de Dios, de mi familia y me supe levantar.
El 2016 marcó tu vida: querías ir a Europa, llegaste a Brasil y regresaste a Ecuador.
Me dijeron que iba a jugar en Hungría, pero me pasaron muchas cosas. Antes de ir a Europa debía de estar en Brasil, una estadía por el tema de la visa, pero pasó todo al revés. Pasaron tres meses y estaba en la ciudad de Jacarezinho (una ciudad pequeña del estado de Paraná) y nunca se dio nada y volví. Cuando se dio lo del terremoto del 2016 mi familia estaba en Manta, y debía ganarme la vida. Me tocó hacer de chofer y mirar de lejos el fútbol. Lo de conducir era la única opción que tuve allá. Eso fue durante un mes. A veces lloraba de impotencia porque no estaba jugando. La familia me decía que confíe en Dios.
¿Le tocó trabajar en un circo?
Decidimos volver a Quevedo por todo lo que estaba pasando en Manabí. Y Dios pone gente en el camino, por medio de un amigo llegué donde Leonardo Loor, dueño del circo Los Pelusas, quien me dio trabajo. Me tocaba manejar el carro y recorrimos varias ciudades. Mi esposa me ayudaba mucho, ella en el entretiempo de las funciones pelaba mangos. Me tocó hacer eso, debido a que ya estaba cerrado el libro de pases (en el fútbol nacional).
¿Vendía mangos?
Sí, la primera vez jamás la olvidaré. Cogí las fundas y comencé a recorrer el circo, tenía el charol en mis manos, gritaba “¡mangos, mangos, mangos!”, nadie me compró nada. Y ni siquiera me hicieron señas para preguntar cuánto valía. Ya cuando me iba a dejar las funditas, una señora me llamó y me compró uno. Así fue la primera vez. Luego sí vendía.
¿Los mangos eran de ustedes?
No, eran parte de los dueños del circo, mi señora los pelaba y colocaba en las funditas y yo los vendía. Lo que servía era poder ganarme el sustento diario. Fueron cerca de cinco meses. Conocí varias ciudades. Esto era todos los fines de semana.
¿En qué más trabajaste?
Con mi esposa Carmen Castro también nos tocó atender el bar de la escuela Capitán Moroni, donde estudiaba mi hijo Isaías, esto lo hacía de lunes a jueves. ¿Y cómo vuelve al fútbol? En el 2017 el mismo dueño del circo me lleva a Santa Rita (serie B), me dijeron que me podían pagar algo de dinero, no era tanto, pero yo quería volver a jugar. Y tuve una buena campaña que me sirvió para llegar a Técnico Universitario en el 2018 y debutar en el fútbol profesional. Luego pasé al Independiente del Valle.
Tu vida es como una película, ahora el mundo te ve tapando con Independiente.
Es una experiencia linda, saber que hace tres años nadie me reconocía, nadie creía en mí. Hasta que pocas personas me dieron la mano. Ahora, estar en una semifinal (de Sudamericana) contra Corinthians es algo único, le doy las gracias a Dios.
¿Pensó en dejar de ser futbolista profesional?
Jamás, siempre tuve la fe intacta que Dios me iba a dar la mano. Solo tenía que tener una oportunidad y hacerlo mejor que antes. Lo del 2018 también fue duro por su salida del Técnico Universitario. Sí me incomodé muchísimo, pero de ese tema no me gusta hablar. Fue duro en todo sentido, porque no sabía qué mismo iba a pasar. Pero estaba seguro de que podía salir.
¿Pensaste dejar ser arquero?
No, ya había pasado lo más duro en el 2016 que me quedé sin jugar. Tenía fe que podía llegar, pero Dios me tenía un regalo más grande. El estadio de Corinthians estaba a reventar e Independiente hizo historia (ganó 2-0 en la semifinal de ida).
¿Qué pensaba en ese momento?
Estaba tranquilo, lo tomé como un partido más. Sabíamos lo que estábamos logrando. También se mandó una jugada de alto riesgo. Sí hubo tiempo de hacer eso. Siempre la entrenó y vi que la podía hacer. En los entrenamientos siempre bromeo con mis compañeros haciendo el enganche, pero a los delanteros no les gusta que haga eso. Pero no hay que tener margen de error. Me sentí contento que me saliera bien, pero no fue a la perfección. Si hay otra oportunidad la vuelvo hacer.
Su perseverancia es un ejemplo para todos.
Todos tienen que luchar por el sueño que tengan. Se lo dice alguien que ha luchado de verdad. Mientras tengan vida y la bendición de Dios todo se va a lograr. Están cerca de llegar a la final. Es la meta que buscamos con Independiente, la verdad es que queremos darle un título a Ecuador. Ahora con estadio lleno y las cámaras de televisión sobre Pinos.
¿Qué piensa ahora de cuando vendías los mangos?
Me río, habló con mi familia y digo que es una experiencia única. Y si me toca volver al circo lo haría.
¿Una historia de película?
Muchas personas no creen todo lo que he vivido. Pero es real. Así opina.