Deportes
¡Un guerrero shuar, segundo en el ranking mundial de judo!
Orgulloso de su etnia, quiere que su cultura sea más conocida a nivel mundial y lo hace a través del judo.

Emanuel se entrena duro porque quiere algún día competir en unos Juegos Olímpicos.
Emanuel Saant, un guerrero shuar, está lejos de su familia, su hogar, sus costumbres y su cultura. Anda ‘suelto’ en Guayaquil. Es ‘peligroso’ para sus rivales y su ubicación en el ranking mundial de judo así lo confirma: es segundo en el mundo, en la categoría cadetes, 50 kilogramos.
El judoca, originario de Morona Santiago, se centra en prepararse como todo un guerrero haciendo honor a su etnia, para destacar en el tatami. “Por medio del judo quiero que mi cultura (Shuar) sea más conocida a nivel mundial, dejando en alto su nombre”, dijo con orgullo el deportista.
Todos los fines de semana, Saant toma un bus y viaja durante 12 horas hasta Morona Santiago para ir a ver a su familia, a la que considera su pilar.
“A veces extraño a mi familia porque mi madre (Luz María de 47 años) y mis ñaños son mis mejores amigos, ellos siempre me dan el apoyo”, recalcó el judoca que hace este periplo solo, pese a ser menor de edad. Cada vez que el ‘pelado’ va para su tierra lo atienden como al campeón que es.
“Mi mamá me recibe con comida, especialmente el Ayampaco (comida tradicional de la cultura shuar) que es lo que más me gusta y aquí en Guayaquil no encuentro por ningún lado”, señaló con nostalgia el deportista de 16 años.
Dejó el fútbol por el judo
La invitación de su hermano, Álex Saant, fue el inicio para practicar la disciplina que se convirtió en la pasión del atleta de Morona Santiago. Emanuel rompe los esquemas en este arte marcial y apunta para grande.
“Mi ñaño un día me llevó para ver cómo era el judo, él ya tenía un año peleando”, expresó el ecuatoriano, quien desde hace seis meses vive en las instalaciones del COE (Comité Olímpico Ecuatoriano), donde hace base para entrenar y mejorar en la disciplina.
Saant, siempre estuvo involucrado en los deportes. Fue seleccionado en fútbol de su provincia y defendiendo fue de los mejores, pese a que es de baja estatura. Su sueño era ser futbolista hasta que las llaves de sumisión y el tatami lo atraparon.
“Yo me atreví a dejar el fútbol por ir a entrenar judo. Era bueno jugando pelota, pero pelear me llamó más la atención porque era algo nuevo y totalmente diferente que estaba metiendo en mi vida”, manifestó.
El judo tuvo un impacto fuerte en el joven Emanuel, quien practica cuatro horas diarias con el fin de superarse. Incluso se volvió una influencia para sus tres hermanos Álex Saant, Jared Yurán y David Mecías de 13, 12 y 4 años, respectivamente.
“Aparte de Álex, mis otros dos hermanos se metieron a la disciplina después de que me vieron destacar, por eso que cada vez que compito lo hago con todo porque quiero darles un buen ejemplo a ellos”, resaltó.
El gran objetivo de Saant es competir en unos Juegos Olímpicos y formar nuevos valores en el judo.