La crisis casi los obliga a abandonar el fútbol

Redacción Quito
Javier Bolaños es volante del Deportivo Quito, pero hace quince días tuvo que abandonar el complejo por las incómodas condiciones en las que vivía junto a varios compañeros del club capitalino, que ayer se quedó nuevamente sin directiva.
El jugador, de 24 años, oriundo de Esmeraldas, no aguantó el no tener servicios básicos, seguridad, gas para cocinar y alimentos que llevarse a su boca. Eso obligó a que piense en regresar a su hogar y dejar el sueño de ser futbolista profesional para ayudar a su familia.
“Tuve que salir de aquí a vivir con un amigo del equipo. Era imposible estar así, decidí viajar a mi provincia y estar con mi familia porque no tenía dinero para nada, pero más vale el sueño que me propuse”, explicaba Bolaños mientras intentaba reunir dinero para retornar a su hogar, ubicado en Ponciano, y para el almuerzo de ayer. Esa sería su única comida si lograba recolectar algo.