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La vergüenza se apodera del fútbol argentino

Arde el fútbol argentino. La AFA, atraviesa la peor debacle de su historia, intervenida de hecho por sospechas de corrupción y sin presidente, mientras la selección quedó a la deriva por la renuncia de Martino, el portazo del propio Messi y a un mes de los Juegos Olímpicos.
Harto de los tironeos y sin poder siquiera conformar el plantel para los Juegos de Río 2016, Gerardo Martino dijo basta.
Se fue con penas y sin gloria porque no pudo quebrar un maleficio de 23 años sin títulos y dejando a una selección huérfana y todavía en shock por la renuncia de Messi, quien además acaba de ser condenado por un millonario fraude fiscal en España.
El capitán le dio la espalda a la ‘albiceleste’ porque no soportó perder la final de la Copa América Centenario, la cuarta vez que se le escapa una copa, dos consecutivas ante el mismo rival (Chile). Demasiado para el mejor jugador del mundo.
Pero el mar de fondo es el tsunami que sacude a la AFA, sin recursos y con sus dirigentes disputándose lo que todavía no está sobre la mesa.
La lucha encarnizada es por repartir de antemano los ingresos de una futura Superliga al estilo europeo que impulsan los clubes grandes para revivir las vacías arcas de la institución. Los clubes chicos temen ser perjudicados por un reparto desigual y saben que el proyecto contempla la posibilidad de crear sociedades anónimas, lo que aumenta su vulnerabilidad.
Hundidos
La decisión del gobierno de suspender el pago a la AFA por los derechos de televisación de partido hasta que la justicia revise sus cuentas, ayudó a ahondar la crisis. La institución está intervenida de hecho con veedores nombrados por el gobierno y por funcionarios judiciales que responden a la jueza Servini de Crubría.
La magistrada intenta determinar el destino de los fondos millonarios que el Estado pagó desde 2009. La crisis llegó a tal punto que la FIFA envió una comisión para normalizar la institución y evitar la catástrofe de la desafiliación, algo que dejaría a Argentina fuera de toda competencia.