Mario Pineida y la herida en Felipe Caicedo: la frase que lo apartó del fútbol
Felipe Caicedo se fue de Barcelona golpeado por el fracaso deportivo, la falta de respuestas dirigenciales y una autocrítica tan cruda como honesta

Mario Pineida fue parte de Independiente del Valle y Barcelona.
Felipe Caicedo se fue del Ecuador con bigote nuevo y el ceño fruncido. Como si ese gesto estético intentara darle seriedad a un cierre que nunca imaginó así. Se fue enojado, primero consigo mismo; luego, con una dirigencia que no supo contener ni responder; y, sobre todo, dolido por no haber sido campeón con Barcelona. El Panterone volvió al país de sus raíces con ilusión de redención y se marchó con la mochila cargada de frustraciones.
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Christopher Montalván
El 2025 no fue el año que soñó. Ni para él ni para el Ídolo. Caicedo nunca creyó que la famosa carta de la directiva —esa que incendió al camerino— fuera real. “Mientras la leía pensaba que le habían hackeado la cuenta”, confesó, incrédulo, donde se acusaba a los jugadores de indisciplina.

Felipe Caicedo, delantero de Barcelona SC.
Lo de Mario Pineida fue duro
Pero el golpe más fuerte fue emocional. “Lo de Mario (Pineida) me ha golpeado bastante y no quiero saber nada de fútbol”, dijo, con voz cansada. Ahí, el goleador dejó de ser ídolo y volvió a ser humano.
Caicedo también habló del paro, del ruido, del silencio dirigencial. Aclaró que no fue decisión de cuatro o cinco, sino del grupo completo. “Había gente que llamaba y nadie contestaba. Eso es lo objetivo”, sostuvo, antes de dispararse sin piedad: “Así como es objetivo que yo he sido un desastre este año”.

Una cinta negra, un estadio mudo y un nombre eterno: Mario Pineida.
El retiro previo, la falta de preparación física y las ganas mal calculadas pesaron más que la experiencia. “Me pudo más el deseo de jugar”, admitió. Pensó irse, se quedó por Barcelona, pero nunca encontró equilibrio ni ritmo.

Felipe Caicedo y Dixon Arroyo en el entrenamiento de Barcelona SC.
La autocrítica fue brutal. “No he estado a la altura. Las expectativas eran altas y no se dio. Siempre di la cara”. Y cerró con una frase que resume todo: “Hay que ser grandecitos y asumir responsabilidades”. Felipe Caicedo se fue sin títulos, pero dejando una verdad que pocos se animan a decir en voz alta.