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Mario Pineida y su última entrevista, el sueño de retirarse truncado por la violencia
La violencia golpeó al fútbol ecuatoriano con el asesinato de Mario Pineida, defensor de Barcelona SC, ocurrido el 17 de diciembre de 2025
El fútbol ecuatoriano volvió a quedar herido de muerte la tarde del 17 de diciembre de 2025. No fue una derrota en la cancha ni una eliminación dolorosa. Fue la violencia la que le arrancó la vida a Mario Pineida, defensor de Barcelona SC, asesinado en el norte de Guayaquil cuando todavía soñaba con cerrar su carrera vestido de amarillo. Tenía 32 años y un regreso reciente al club de sus afectos, ese al que siempre llamó “mi casa”.
La noticia corrió primero como rumor, luego como un golpe seco que estremeció al país futbolero. Pineida no era solo un lateral con recorrido internacional; era un jugador que había entendido lo que significa portar la camiseta de Barcelona SC.

En el 2025 regreso a Barcelona SC
Apenas meses antes, el 7 de marzo de 2025, concedió la que hoy queda marcada como su última entrevista. En ella habló de futuro, de procesos y de pertenencia, sin imaginar que el tiempo se le agotaba tan pronto.
“Si hoy tuviera que decidir, me retiraría en Barcelona”, dijo entonces, con una convicción que hoy estremece. “Mi madre es de Barcelona, mi padrastro también, toda mi familia lo es”. Sus palabras, simples y sinceras, hoy suenan a despedida anticipada. Aquel Pineida hablaba de sueños, no de finales.

Habló de Segundo Castillo en su última entrevista
También analizaba el presente del equipo tras la goleada a Corinthians en Copa Libertadores. “Tenemos que ir partido a partido”, repetía, como quien entiende que el fútbol se construye con paciencia. Valoró el trabajo de Segundo Castillo, compañero de batallas en 2016, y destacaba la competencia interna como una fortaleza silenciosa del plantel.
Hoy, esas frases quedan suspendidas en la memoria. Mario Pineida se fue sin poder elegir su último partido, sin despedirse del Monumental, sin escuchar un aplauso final. El fútbol ecuatoriano lo llora, Barcelona lo sufre y el país vuelve a preguntarse hasta cuándo la violencia seguirá ganando partidos que nadie quiere jugar.