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Matías Oyola: “En Barcelona hay presión de ganar sí o sí”

Matías Oyola, quien mañana sábado 10 de diciembre recogerá la Copa que acredita a Barcelona como campeón, está más feliz que nunca.

MATIAS OYALA
El capitán del campeón 2016 del fútbol ecuatoriano desvela cómo fueron las últimas semanas.Extra

Matías Oyola, quien mañana sábado 10 de diciembre recogerá la Copa que acredita a Barcelona como campeón, está más feliz que nunca. Quizá es uno de sus mejores momentos profesionales, pero ni siquiera eso le impidió hablar en exclusiva con EXTRA. El capitán del campeón 2016 del fútbol ecuatoriano desvela cómo fueron las últimas semanas antes de conseguir la estrella 15, sus inicios y la fiesta del Capwell.

¿Cuándo se convencieron de que iban a ser campeones?

Nunca nos hemos creído. Sinceramente hasta con Mushuc Runa teníamos ese miedo de que las cosas no salgan, por eso entramos al partido con todo. Eso fue lo bueno y por eso tenemos 98 puntos, porque nunca nos relajamos y jugamos hasta el último partido con la misma intensidad que todos.

Una semana antes tuvieron un duro golpe contra Emelec. ¿Cómo estaba el camerino tras el perder en el Monumental?

Uno no estaba bien porque nosotros queríamos ganarlo. Ninguno pensaba en ese resultado. Todos pensábamos que iba a ser una fiesta con la gente. Nosotros queríamos ganar y salir campeón lo antes posible. Entramos con las ganas y se habló de no confiarnos, pero el rival juega y demostraron que son un gran equipo. Que nos haya ganado realza nuestra campaña, que tuvo un competidor como Emelec, que fue tricampeón, que tiene un excelente equipo y les ganamos en su casa y también 5-0. Eso hace que nuestro campeonato sea aún mejor.

¿Pesó la obligación de ganar a Emelec?

Obligaciones siempre tenemos, también teníamos la obligación de ganar a El Nacional en aquel partido diferido. Era una oportunidad que no podíamos dejar pasar. Recuerdo aquel partido con mucha presión, pero entonces sí lo conseguimos. Hemos tenido mucha presión, porque dejar pasar un campeonato con Barcelona no es lo mismo que en otro club. Otros clubes no tienen la exigencia de salir campeón sí o sí, y nosotros la tenemos, y eso hay veces que te juega en contra.

Tienen momentos históricos esta temporada, como ganar en el primer Clásico del renovado Capwell...

Ganar un Clásico es algo indescriptible. Si ganaban ellos se acercaban, el golpe anímico iba a ser duro, y además era su primer Clásico con estadio remodelado. El ir, hacernos fuertes y plantar la bandera fue algo maravilloso. Hubo vídeos de esa alegría que sentimos en el camerino.

Se ha visto unión en todos los estamentos del club. ¿Es una de las claves?

Sí, porque todo lo que pasa en el club afecta en la tranquilidad, que es muy importante. Un club no solo lo hacen los futbolistas, lo hacen otras cosas, no solo dirigentes, hay infinidad de personas. Y si ellas no colaboran con su trabajo, es imposible que el equipo funcione. Son muchísimas cosas que afectan, y cuando falla solo una, ya empieza a desgastar y la cabeza, que es lo más importante, ya no está dedicada a lo que tiene que hacer.

Hablando de la cabeza y la fortaleza mental. ¿Cómo se mantiene a este nivel físico?

Es la forma de jugar que yo tengo. A la hora del cuidado, el quedarse una ‘horita’ más en el entrenamiento, con calor, con frío, estirando... Haciendo caso a la nutricionista, todo eso es importante. Se basa en el profesionalismo, en no cometer excesos. A todos nos gustaría salir con amigos, y tomar un poco de más, pero la mayor parte de mi vida me he resignado a eso.

¿Cómo es fuera del equipo?

100% dedicado a mis hijos, son la mayor felicidad de mi vida. Como todo padre, pongo a mis hijos por encima de cualquier cosa. Me cambiaron la vida, no veo la hora de llegar a casa, jugar con ellos, hacerles cosquillas. Me ponen como loco. Los hijos son lo más lindo.

¿Cómo lleva su mujer los malos momentos?

Mi esposa en las lesiones es donde sufre más. ¿Cómo estás bien si vas a estar 8 meses parado? Yo me lo tomo como momentos pasajeros, obviamente en ese momento estás triste y en alguno hasta te quieres matar, pero no puedes estar mal tres o cuatro meses por no poder jugar. Te dan envidia los jugadores, pero nunca me ha hecho desmotivarme, todo lo contrario, entrené más que nunca. Las lesiones son lo peor que hay en el fútbol, pero son pasajeras.

Cuanto se retire, ¿dónde se ve?

Mi idea es seguir relacionado al fútbol. Puede ser que director técnico, pero no sabría decirte. De algo de fútbol, pero no lo sé. Hoy quiero estar aquí, no me paro a pensar mucho en el mañana.

¿Recuerda sus inicios? ¿Cómo empezó a amar el fútbol?

A mi viejo le encantaba. Y de chiquito siempre tuve una pelota, eso es automático. Los primeros regalos siempre fueron pelotas, y hasta dormía con ellas. Mis padres eran hinchas de River, y yo también, siempre me lo inculcaron.

¿Sigue siendo hincha de River?

Cuando vas pasando de un lugar a otro pierdes el fanatismo por un equipo, te haces hincha del que defiendes en ese momento. Personalmente, siempre me he encariñado muchísimo en los clubes en los que he estado. En Independiente, Belgrano o Colón -tres clubes de Argentina- solo estuve un año, imagínate cómo quiero a Barcelona, donde llevo siete años. Es un cariño multiplicado por 7, es algo indescriptible.

LO MEJOR DE SUS TÉCNICOS AMARILLOS

¿Con quién se queda entre Gustavo Costas, Rubén Israel y Guillermo Almada?

No puedo elegir, sería una falta de respeto. Los tres son maravillosos.

Al menos, ¿qué destaca de cada uno de ellos?

De Gustavo que es un poco como el Antonio -El Turco- Mohamed. Tiene una personalidad que hace que el jugador le quiera desde el primer día. Te ‘matás’ dentro de la cancha por él. Tiene mucha personalidad, todo el plantel le quiere y tiene mucha llegada al jugador. Casi de amistad, es un fenómeno. Es un tipo de esos que no quieres que se vaya nunca.

Rubén Israel

Tiene una personalidad bastante parecida. Hasta este año teníamos el récord, una pena que no se dio la final del 2014 porque Rubén es una persona excelente y trabaja muy bien. En el modo de trabajar es uno de los mejores.

Y por último, Almada.

Guillermo quizá es un poco más serio, pero te convence desde el trabajo, desde el entrenar al 100%. Te hace entrar a la cancha pensando que le tienes que pasar por arriba al rival. El convencimiento que él te da es desde el trabajo. No te deja que el jugador se relaje. Solo como lo vive él ya te hace tener esa intensidad.