Cuando Diego Armando Maradona estaba en problemas en el Mundial 1994, en las calles de Rosario, Argentina, dos mocosos jugaban a ser enamorados. Eran un par de flaquitos que se atraían tanto. En realidad al chico le gustaba la prima de su mejor amigo.El ‘pelado’ solo tenía 7 años.

Pasaron 28 años y los flaquitos, ya con tres hijos se sentaron en la cancha del estadio Lusial de Catar, mientras el mundo hablaba de ellos: Lionel Messi y Antonela Roccuzzo, una historia de amor, escrita sobre el césped de las canchas de fútbol del mundo.

A los 35 años Messi cumplía su sueño: ser campeón mundial. Y lo festejaba con el amor de su vida, con su esposa, la única persona que sabe las noches que ha llorado por tener la Copa del Mundo en sus manos.

Apenas terminó el partido, la famosa frase: “Amarte más es imposible”, que le dijo Antonela a Messi en su último cumpleaños, volvía a estar en la mente de todos, mientras Lionel miraba hacia las gradas buscando a su esposa y sus tres hijos, para celebrar con ellos.

Se quedó tranquilo hasta cuando ella y su banda estuvieron sentados junto a él, como una familia normal, con un Messi campeón.

A LA PERFECCIÓN

Cuando se conocieron, Lionel estaba en las menores de Newell’s. Luego se fue a Buenos Aires, pero nadie le ‘paró bola’; después llegó a Barcelona para ser tratado de la deficiencia en una hormona del crecimiento cuando tenía 13 años. Con el pasar del tiempo, su novia se unió a él y desde entonces no se han separado.

A Antonela, a pesar de ser una figura mundial con 24 millones de seguidores en Instagram, siempre le ha gustado pasar desapercibida, aunque siendo la ‘doña’ de Messi es casi imposible.

“Nos conocemos desde hace muchísimo tiempo, me conoce a la perfección, sabe cómo entrarme a cada momento y sobre todo en los malos. Es una persona que prácticamente no tiene días malos, que siempre está de buen humor y es una compañera espectacular”, dijo un día Messi sobre su amada, quien le dio su primer hijo Thiago en el 2012 y Mateo en 2015. En 2017 se casaron en Argentina y al año siguiente nació Ciro. Toda una familia mundialista.