Pepe Paes, el mítico volante brasileño que marcó una época dorada en el Barcelona de los años 70, ha partido a los 79 años, pero su legado sigue vivo en cada conversación entre barcelonistas de alma antigua. Si tu padre o tu abuelo es amarillo de corazón, seguramente alguna vez te habló de él con emoción: “Ese sí era un cinco de verdad”.

Llegó a Ecuador con la humildad de quien solo traía talento y corazón. Jugó 11 temporadas con la camiseta del Ídolo, ganó tres títulos (1971, 1980 y 1981), y se ganó el cariño eterno de una hinchada que aún lo recuerda como “un reloj en la cancha”. Su fútbol elegante, firme y sin alardes lo convirtió en un referente del medio campo. Como lo resumió el periodista Vito Muñoz: “Pepe Paes era un señor del medio campo, el mejor cinco que ha llegado al país”.

El último deseo de Pepe Paes

En una de sus últimas entrevistas, concedida a EXTRA, recordó con nostalgia la época romántica del fútbol. “Cuando yo me fui, llegó la plata”, decía entre risas, aludiendo a los tiempos en que los jugadores no cobraban fortunas, pero sí regalaban magia. También evocó el viejo Reed Park, la concentración frente al cementerio, el barro, las duchas frías… y aquel día en que un alacrán lo picó. “Fue un susto”, recordó divertido.

Paes no solo jugó para Barcelona, también vistió la camiseta de Ecuador en la Copa América de 1979 y las eliminatorias al Mundial de 1982. “Eso fue una bendición. Me sentía parte de este país”, decía con emoción. Su español perfecto no solo hablaba de años vividos en Ecuador, sino de una integración profunda con su gente y su cultura.

Cada regreso a Guayaquil era un festejo. Y su último deseo lo confirma: “Quisiera llevar muchas camisetas de Barcelona, porque mi familia siempre me las pide”. Porque en casa, los nietos se peleaban por lucir la piel del Ídolo.

Hoy se ha ido uno de los grandes. Pero mientras haya un barcelonista que lo recuerde, Pepe Paes seguirá jugando en la memoria del pueblo amarillo.

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