En medio de lágrimas y abrazos, los jugadores del Total Mejía festejaron el título alcanzado en la liga barrial La Comuna San Millán, al norte de la capital. Fue el desahogo de una celebración que tuvieron que aplazar por dos años. 

Cuando estaban listos para disputar la final de segunda categoría llegó el aislamiento por culpa de la COVID-19. Durante ese tiempo se mantuvieron en contacto por videollamadas y compartieron duros momentos como los fallecimientos de familiares.

Los futbolistas dedicaron el título a Fernando Guamán, uno de los fundadores del equipo formado por exalumnos del tradicional colegio Mejía. 

“Todo inició en torneos de egresados del colegio y en 2019 decidimos pasar al fútbol barrial”, comentó Guamán. Resaltó que el amor por el Patrón Mejía hizo que adopten los colores amarillo y azul para su uniforme y que siguen al pie de la letra el lema de “Luchar hasta el final”.

Una discapacidad en el pie no permite a Fernando saltar a la cancha, pero disfruta con pasión cada juego de sus amigos. Siguió con intensidad la tanda de penales ante Cosmos, tras el empate a dos goles en el tiempo reglamentario, y saltó eufórico a celebrar la corona tras el último disparo que detuvo su hermano Gustavo.

“Estoy muy emocionado porque el equipo luchó por mi hermano, que tiene una discapacidad y no puede jugar. El título lo dedicamos a él. Para nosotros fue como ganar una Champions”, afirmó el arquero que fue la figura al detener dos penales. Recordó que Fernando lo motivó para ser golero y le enseñó trucos bajo los tres palos.

Durante la premiación, los jugadores del Total Mejía vivieron emotivos momentos, en especial cuando Andrés Ayala, quien marcó dos de los nueve lanzamientos, puso la medalla en una foto de su padre Marcelo, quien falleció por la pandemia.