“Richard Carapaz es el hijo que tantas emociones me ha dado”

“Como no voy a estar feliz, imagínese usted. Gracias a Dios que me ha dado este hijo tan hermoso”; son las palabras que desde el corazón le salen a Anita Montenegro, la orgullosa madre del ciclista carchense, Richard Carapaz, de 25 años, quien se convirtió en el primer ecuatoriano en ganar las tres etapas del Giro de Italia y es el nuevo líder general.

Anita no puede parar de sonreír en su casa, ubicada en comunidad de La Playa, de la parroquia El Carmelo, Tulcán, provincia del Carchi. Se toca la cara y dice que su hijo subió al podio por haber mantenido la maglia rosa, la cual le ha dado muchas emociones.

“No pensábamos nunca todo esto. Ni siquiera hemos soñado. Pero él, con su esfuerzo y constancia, lo ha logrado”; dice la mamá, quien aún no ha podido contactarse con él. Ella comprende que su hijo está concentrado en la competencia de alto nivel y prefiere no molestarlo. Pero su hija Cristina sí ha podido hablar, aunque sea un momento. Richard los llamó ayer en la madrugada y les dijo que está contento y seguirá dando lo mejor de sí.

Cristina manifestó que cada vez sus los logros son más grandes e importantes. Unas veces gritan, otras en cambio lloran, pero de felicidad. También se abrazan y se unen como familia, valores que Anita y su esposo, Antonio Carapaz, les inculcan.

Por eso su hermana siente con ternura las palabras que Richard dijo en cuanto a que la constancia y el sacrificio, que también eran de su familia y de su esposa, Tanya Rosero, quien siempre lo apoya. Están conscientes que los triunfos de su ñaño se ven marcados por los sacrificios que debe hacer, en especial cuando está en el exterior. “El alejarse es muy complicado. A veces no puede compartir por la distancia con su esposa y sus hijos”; explica Cristina.

En cambio Antonio no tiene palabras para expresarse. “Hijo mío, todos los días te envío bendiciones”; dice emocionado al recordar la hazaña del sábado y domingo. El papá estuvo fuera del hogar en la comuna del Juncal, de la vecina provincia de Imbabura.

Allí le pedía a Dios que le dé mucha fuerza para la competencia y las que vendrán. Con voz firme dice que su hijo va alzar la copa. “Richard gana el Giro, porque una vez que se subió al pódium y vistió la camiseta rosada, no puede bajarse de allí”; acotó.

Su familia se guarda los besos y abrazos para cuando regrese a casa. Lo único que desea ahora es tenerlo cerca, más aun cuando el próximo 29 de mayo se celebra su cumpleaños.