El estadio George Capwell vuelve a estar en el ojo del huracán. El Clásico del Astillero, del 14 de septiembre del 2025 en la goleada del Barcelona 4-0 al Bombillo, dejó de lado el fútbol y se convirtió en un verdadero festival de desmanes: lanzamiento de botellas de vidrio, bengalas, peleas entre hinchas y un árbitro debutante. Robert Cabrera, quien a más que dirigir, terminó recogiendo proyectiles. Una postal que preocupa a la LigaPro y que tendrá consecuencias inmediatas para Emelec.

El Bombillo, que arrastra antecedentes en esta misma temporada, podría recibir una de las sanciones más severas. No hay que olvidar que el Comité Disciplinario ya había castigado una de sus localidades en la Fecha 26, tras el partido contra Independiente del Valle, justamente por lanzamiento de objetos. Ahora, el reincidente es el estadio entero y la medida puede ser ejemplar.

Lo peor que podría pasarle al Capwell

En carpeta están varias posibilidades: desde una fuerte multa económica, hasta el cierre parcial o total del escenario para el último partido de la etapa, el próximo 21 de septiembre ante El Nacional. 

Eso significaría jugar sin público en el Capwell o trasladar su localía al estadio Modelo Alberto Spencer o al Chucho Benítez. Una decisión que se confirmará en las próximas horas, pero que ya genera inquietud en la hinchada azul.

Miguel Ángel Loor, presidente de LigaPro, fue tajante: “Quien hace estos desmanes no entiende que más allá de un resultado deportivo, el perjuicio es únicamente para su club y no solo hoy”. Y agregó con tono de lamento: “¿Quién pierde si cierran el estadio? El club. ¿Quién pierde por las multas? El club. Qué pena”.

Loor y su enojo por los desmanes

La advertencia de Loor no es casual. El Comité Disciplinario sigue un procedimiento que no admite presiones ni resoluciones apresuradas. “No me escriban pidiendo sanciones, esto tiene un proceso en la semana”, insistió.

La historia se repite: la última sanción ya había dejado cerrada la General Av. Quito (platea baja) en un Clásico. Ahora el Capwell corre el riesgo de quedarse sin su gente justo en la recta final, cuando más la necesita.

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