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Octavio Rivero puso el primer gol de Barcelona en la goleada al Capwell.MIGUEL CANALES

Barcelona SC revive en el Capwell: Rescalvo logra su primer baile y vuelve la ilusión

El Capwell fue testigo del estreno de Rescalvo con Barcelona y la sonrisa de su gente

El Clásico del Astillero tuvo de todo: drama, fiesta, bronca contenida, festival del lanzamiento de botellas y hasta reconciliación con el buen fútbol de Barcelona que ganó 4-0 al Emelec en el Capwell.

Fue el regreso del ídolo a una versión que su gente añoraba, el estreno de Ismael Rescalvo vestido de amarillo en el Clásico, y la vuelta de Joao Rojas, mientras que parte de la hinchada azul, volvió hacer problemas en las gradas y lanzaron objetos a la cancha y se pelearon entre ellos.

El primer gol de Octavio Rivero

Un Clásico que hubo de todo

El que perdió todo fue Emelec, porque ese 3-0 lo deja mirando de lejos el hexagonal final y a la espera de una sanción debido que su estadio no da garantía ni a los jugadores ni los hinchas,

Para los canarios, en cambio, fue como volver a respirar después de un largo ahogo.

La entrada de Rescalvo fue una novela aparte. La hinchada azul lo recibió con un rosario de insultos, mientras los jugadores eléctricos lo saludaban con cariño, como si fuera 31 de diciembre.

Barcelona SC ganó 3-0 Emelec en el Capwell.EXTRA

LOCURA AMARILLA

Los primeros minutos fueron un carnaval amarillo. Octavio Rivero armó la jugada y le sirvió la mesa a Joaquín Valiente, que no pudo definir frente a Ortiz. Fue el anuncio de lo que se venía: los uruguayos estaban encendidos.

Minuto 4 llegó el primer golpe. Leonai Souza robó un balón con la fiereza de barrio y la jugó para Carabalí, que centró medido. Rivero, con olfato de goleador viejo, la mandó a guardar. 1-0 y el Capwell, enmudecido, veía cómo la fiesta se vestía de amarillo. Desde la banca, Joao Rojas saltó como niño en recreo y corrió a abrazar a Rescalvo.

Souza fue dueño del mediocampo. Mandaba, quitaba y distribuía. A su lado, Valiente jugaba su mejor partido desde que llegó, como si tuviera alas.

Mientras en las gradas los hinchas de Emelec se peleaban entre ellos, algo que han “hecho normal” en casa partido.

El gol de Valiente para el  2-0

Luego Souza abrió el camino, Valiente tocó con Quiñónez, este se la devolvió de primera y el charrúa, metido como un nueve, encaró entre tres defensores que lo miraban como estatuas. Su remate fue seco, letal: 2-0. El Capwell tragaba saliva. Era la mejor versión de Barcelona en la era Rescalvo.

La sonrisa de Ismael lo decía todo: por fin se sacudía los fantasmas del mal juego. Barcelona fue un equipo con alma.

EL VAR Y EL DRAMA

El primer tiempo fue un cóctel de locura. Corte de energía incluido, como para que la película tuviera suspenso. Y cuando parecía que Emelec descontaba con José “Tin” Angulo, el VAR levantó la bandera invisible: offside. La bronca azul fue un lamento que retumbó.

Joaquín Valiente celebrando su gol para Barcelona ante Emelec en el Clásico del Astillero.MIGUEL CANALES / EXTRA

FINAL DE TERROR

El segundo tiempo fue drama, y más drama, los jugadores se fueron de batalla campal, todo comenzó en la falta penal de Luis Castillo a Byron Castillo, se dio penal que lo cobró Janner Corozo para el 3-0, minuto 79 y comenzó el relajo en el Capwell.

Lanzaron las botellas al campo de juego, y fueron expulsados, Byron Castillo y también al peruano Cristian Cueva que estaba en la banca.

Se perdieron varios minutos de juego mientras las botellas seguían cayendo, el árbitro Robert Cabrera suspendió el partido durante varios minutos, y hasta se pensó que se lo iba a jugar hoy, pero esperaron hasta que parte de la hinchada salga del sactor de la Av. Quito.

Al final jugadores de Emelec y Barcelona se tranquilizaron dejaron de caer las botellas y se jugó el partido y se aumentó el marcador 4-0 cuando de penal Bryan Oyola en una goleada que nadie se la imaginó. Cuatro goles en el Capwell una verdaDera locura amarilla. 

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