Deportes
Se ‘comieron las uñas’ durante el partido

David Centeno Pineda, Quito
Liseth Casanova, esposa de Junior Sornoza, se arrodilló en medio de la sala. Oró algunos segundos a la Virgen de Guadalupe pidiendo tranquilidad en sus plegarias y confianza a cada uno de los jugadores del club para que cobren los penales.
El momento decisivo había llegado. El gol que marcó el ‘10’ ‘rayado’ desató la alegría y los gritos de júbilo en la casa de un compañero suyo. El alojamiento de Mario Rizotto fue el escenario escogido para vivir una noche histórica de los del Valle.
Allí, Analía Silvera, mujer del uruguayo, Gastón, su cuñado, y su hijo, junto a los familiares de Sornoza, pasaron de la angustia al llanto de alegría en noventa minutos. EXTRA vivió con ellos cada instante, cada ánimo, cada lamento, y por supuesto, el festejo final.
Cuando todo estaba por definirse, Analía, angustiada y con los ‘nervios de punta’, necesitó levantarse de su sillón y caminar por su hogar. Relajarse un poco era necesario después de todo lo vivido. Minutos antes, las caras de los presentes reflejaban el pesar de los goles mexicanos. Fueron momentos duros, minutos de desilusión. Pero duraron poco, porque la confianza era total.
Y el premio llegó con el gol de Sornoza, quien desató los gritos, abrazos y sonrisas en los más pequeños. Era momento de vivir unos penales, o lo que es lo mismo, una lluvia de emociones.