Margarita Rotter, de 52 años, taxea unas 10 horas diarias. A pesar de aquello, al finalizar su jornada laboral (a las 18:00) se alista para entrenar sóftbol en el Parque de la Kennedy, norte de Guayaquil, deporte que le apasiona, divierte y, sobre todo, desestresa.

Ella fue una de las primeras en llegar a la práctica del club femenino Yankees, a las 19:30 de este lunes 3 de octubre, en el diamante de la Kennedy.

Se puso la ropa deportiva y empezó a realizar ejercicios de estiramiento mientras conversaba con sus compañeras.

En ese momento, el cansancio del ‘camello’, quedó a un lado por la camaradería y risas entre las jugadoras.

“Trabajo todo el día porque el taxi es alquilado, entonces debo aprovechar el tiempo. El sóftbol siempre ha sido mi terapia; el deporte que me hace olvidar de los problemas y me divierte. Aparte, hay que hacer deporte para no oxidarse”, dijo la salvadoreña que llegó al Puerto Principal en 1982.

Margarita destacó que la presencia de equipos de mujeres cada vez es mayor en la ciudad, lo cual ha permitido que haya “más nivel en las competencias”. Ella está como ‘niña con juguete nuevo’, porque puede jugar más seguido.

“Actualmente, hay bastantes equipos de mujeres. Antes se sufría para armar un equipo titular, pero ahora se puede tener hasta suplentes. Con muchas compañeras coincidimos en que este deporte nos ayuda a salir de la rutina”, dijo entusiasmada.

La práctica empezó puntual. A las 19:30, sin necesidad de que el entrenador Miguel Valero les diera las instrucciones, todas ya estaban formadas para calentar. Cogieron su gorra, su guante y empezaron a bolear.

“Las mujeres son muy responsables. Si el entrenamiento es a las siete de la noche, ellas empiezan a llegar desde las seis y media. En cambio, los hombres llegan cuando ya ha empezado la práctica. Ellas también son muy atentas con las instrucciones”, reveló Valero.

El equipo femenino de Yankees fue creado en 2014. Actualmente son 25 jugadoras y se estaban preparando para acudir a un torneo en Panamá al que no podrán asistir por falta de dinero. Este se disputará en noviembre próximo.

“Estábamos entrenando duro porque queríamos hacer un buen torneo, pero lamentablemente no podemos ir. No reunimos el dinero y los pasajes ya están más caros. Igualmente, esta preparación nos sirve para jugar otros torneos amateurs”, acotó el adiestrador.

VOLVIÓ AL DEPORTE

Wendy Figueroa, de 28 años, se vio obligada a dejar el sóftbol porque quedó embarazada de su pequeño hijo Dylan (actualmente de 3 años) y su expareja no la apoyaba para que pueda entrenar. Ella extrañó la disciplina que practica desde que estaba en el colegio.

“La persona con la que estaba no le gustaba que viniera, no me acompañaba ni apoyaba, por eso dejé el deporte. Pero me di cuenta de que esto es mi pasión y decidí volver el año pasado. A mi bebé lo suelo traer a los entrenamientos y él se divierte mucho. Ya hasta quiere jugar conmigo”, destacó entre risas.