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Willian Pacho, primer ecuatoriano en tener el Balón de Oro junto a Dembélé
Willian Pacho y Ousmane Dembélé, socios de títulos y del Balón de Oro en París
Willian Pacho tocó el cielo con sus manos. El 23 de septiembre, entre bromas en el camerino del PSG, el defensor ecuatoriano se convirtió en el primer tricolor en sostener el Balón de Oro original. Nada de réplica, nada de museo, nada de engaños.
Lo tuvo en sus manos gracias a la generosidad de su amigo Ousmane Dembélé, flamante ganador del Balón de Oro 2025.
¿Quién se lo iba a imaginar? El mismo chico que salió de las canchas de Quinindé hoy jugaba a reír con el trofeo más codiciado del planeta. Entre carcajadas, fotos y guiños, Pacho mostró al mundo que Ecuador ya no está de paso en el fútbol grande, que ahora se sienta en la mesa de los campeones.

Todo lo que ganó
Dembélé y Pacho tienen más en común de lo que parece. No solo son amigos de vestuario: juntos levantaron la Supercopa de Francia, la Ligue 1, la Copa de Francia y la Champions League. Sí, la “Orejona”, esa copa que millones de futbolistas sueñan con besar, ya está en la vitrina de un ecuatoriano.
Lo de Pacho es historia pura. Que haya sostenido el Balón de Oro no es casualidad: es el símbolo de que Ecuador ya no es un país de promesas, sino de realidades.
¿Qué hizo Ousmane Dembélé para ganar Balón de Oro?
El Balón de Oro del 2025 rompió los pronósticos. Todos esperaban que Lamine Yamal fuera el elegido, pero la gloria terminó en manos de Ousmane Dembélé. El delantero francés, a los 28 años, vivió la temporada más brillante de su carrera bajo el mando de Luis Enrique: 25 goles, 6 asistencias y la pieza clave en la primera Champions del PSG. Criado en Évreux, con una infancia dura y un camino plagado de lesiones y críticas, Dembélé supo reinventarse.

Su consagración es un mensaje de resiliencia: de la indisciplina a la madurez. Y en esa fiesta del fútbol, Willian Pacho aparece como testigo de lujo. El central ecuatoriano, amigo y compañero, celebra no solo el premio de su colega, sino la certeza de que París los ha unido en una historia donde la camaradería y la superación brillan tanto como el oro del trofeo.