La mañana de este jueves 25 de septiembre de 2025, familiares de las personas privadas de libertad asesinadas en la cárcel de Esmeraldas se concentraron frente al Centro de Ciencias Forenses, en la isla Luis Vargas Torres, al otro lado de la ciudad. La mayoría buscaba información oficial sobre sus parientes para iniciar los trámites de retiro de cadáveres, velatorio y sepelio, mientras que otros aguardaban noticias sobre el estado de salud de los heridos en el enfrentamiento ocurrido durante la madrugada.

“María” (nombre protegido), madre de un joven de 22 años encarcelado hace nueve meses, relataba entre sollozos: “Vine desde Quinindé para verlo en la visita. No imaginé encontrarme con esto… no sé si mi hijo está vivo o muerto. Solo quiero que me digan algo”.

A su lado, “Carmen” (nombre protegido), hermana de otro recluso, abrazaba un pequeño retrato de su hermano y pedía con la voz quebrada: “Por favor, que nos digan quiénes son los fallecidos. No podemos esperar así sin respuestas”. Los hijos pequeños de algunas familias se aferraban a las piernas de sus madres, mientras el calor y la tensión parecían infinitos.

La misma angustia se repetía en los exteriores del reclusorio, donde la espera se prolongaba bajo el sol y los lamentos se mezclaban con el silencio tenso de los uniformados. Los familiares miraban cada movimiento de la policía y de los militares, buscando indicios de que se revelara algún dato oficial.

Operación militar en la cárcel

El Ejército Ecuatoriano informó que, tras los enfrentamientos internos en los pabellones A y B del Centro de Privación de Libertad de Varones N.º 2 de Esmeraldas, ejecutó operaciones de control y seguridad para restablecer el orden en coordinación con otras entidades del Estado.

Durante la intervención, el personal militar constató la existencia de 17 personas privadas de libertad fallecidas a causa de enfrentamientos entre grupos armados organizados, quienes habrían utilizado armas de fuego y armas blancas.

Asimismo, se reportó que un soldado resultó herido mientras participaba en la neutralización de los amotinados en el patio principal del recinto carcelario. Como parte del procedimiento, se solicitó al SNAI la reparación de barrotes y celdas dañadas, con el fin de permitir un ingreso seguro de los internos y garantizar el control del establecimiento.

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