La noche del sábado 18 de octubre, un nuevo ataque armado estremeció a la ciudad de Portoviejo. El hecho ocurrió en la ciudadela Cevallos, en el sector conocido como La Subidita al Cielo, donde sujetos armados irrumpieron y dispararon en repetidas ocasiones contra sus víctimas. Testigos indicaron que los disparos se escucharon por varios minutos, generando pánico entre los moradores.

Las víctimas fallecieron de manera inmediata tras recibir múltiples impactos de bala, mientras los sicarios escaparon del lugar sin dejar rastro. En medio del dolor y la desesperación, familiares de los fallecidos se abalanzaron sobre los cuerpos, intentando reconocerlos y suplicando justicia. Personal policial y de emergencia llegó poco después, acordonó la zona y levantó los indicios balísticos que quedaron esparcidos sobre la vía.

Agentes de la Dinased y Criminalística realizaron el levantamiento de los cuerpos e iniciaron las investigaciones correspondientes para identificar a los responsables materiales e intelectuales de este nuevo hecho violento que enluta a Portoviejo. Hasta el momento, las autoridades no han revelado las identidades de las víctimas ni las posibles causas del ataque.

Portoviejo, una ciudad golpeada por la violencia

Con este nuevo hecho, Portoviejo registra ya 270 homicidios en lo que va del año, mientras que la provincia de Manabí suma 963 casos, consolidándose como una de las más violentas del país. La racha sangrienta parece no tener freno: desde el pasado 10 de octubre, la capital manabita ha vivido una seguidilla de hechos violentos que han dejado 15 muertes en apenas ocho días.

En medio de este escenario, las autoridades policiales han reportado algunos resultados. En dos de los recientes casos, se logró la captura de ocho presuntos sicarios. Uno de los operativos más notorios fue el relacionado con el ataque al futbolista Bryan “Cuco” Angulo, cuyos sospechosos fueron enviados a prisión preventiva tras la audiencia de formulación de cargos.

La población portovejense, mientras tanto, continúa viviendo bajo una creciente sensación de temor e incertidumbre ante una violencia que parece no dar tregua.

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