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Diario Extra Ecuador
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Mónica Vicuña Molina, Guayaquil
La buena imagen personal no solo consiste en vestirse bien, sino también en cuidar lo que se pone para que no se manche o dañe, pues no hay que presentarse así en público y la ropa está cada vez más cara.     
Hoy se usa más la lavadora que el lavadero. Lavar la ropa es un clásico de las amas de casa y de las profesionales que no tienen empleada. Y si las modernas no saben cómo sacar una mancha difícil buscan en Google o YouTube cómo hacerlo.
La ingeniera ambiental María Jácome y la ingeniera eléctrica Catherine Delgado ejercen sus carreras. También son esposas, madres y amas de casa.
Jácome tiene quien la ayude con los quehaceres domésticos. Delgado, no.
Ambas usan lavadora y secadora de ropa. Lavan por separado la ropa de adultos y la de niños, de  color y blanca, solo mezclan las toallas y sábanas.
Jácome compra detergente en polvo para la ropa de los grandes; y para la de sus tres niños, detergente líquido para bebés.
Con cloro y detergente en polvo o el jabón en barra de limón restriegan las medias blancas curtidas antes de meterlas en la lavadora. Para la ropa de color con manchas usan polvo quitamanchas sin cloro.
“La ropa delicada (ropa interior o de seda, randa o encaje) la lavo a mano, el resto en la lavadora. Uso jabón líquido y  suavizante. Y en la secadora agrego unas toallitas que dan rico olor”, indica Delgado.
Estas ‘hojitas suavizantes y perfumadas para la secadora’ las venden en los supermercados. También el bolígrafo quitamanchas para remover manchas frescas de café, vino, salsa de tomate, etc. Y las cápsulas de detergente para lavadora, que están en percha junto a los frascos de suavizante sin enjuague.

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