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Diario Extra Ecuador

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¡Buscando salud en EL mundo astral!

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Germania Salazar, Guayaquil

Todos se han vestido de blanco para la ocasión. Están a punto de someterse a una sesión de purificación y salud en el patio de una vivienda de Pascuales, que alberga al centro espírita Luz de Dios. Los asistentes son miembros de la congregación y todos se conocen entre ellos. Les acompañan seis médiums que se encargarán de atender a los que presentan dolencias.

A través de una oración a Dios le piden que envíe a los ángeles celestiales, a los guías espirituales (personas fallecidas) y que bendiga el lugar. Luego los participantes se ponen en contacto con los seres astrales, a la vez que los médiums se preparan para ser proyectados por los espíritus sanadores, algunos de los cuales son “médicos fallecidos”.

Las paredes del centro y las camas están cubiertas con sábanas blancas, “color de la pureza y transparencia del Creador”, detallan los asistentes.

Conforme llegan los participantes, estos se colocan en sillas de plástico, a la espera de que les traten sus dolencias. La mayoría son personas humildes y unos cuantos padecen graves enfermedades, que fueron detectadas y tratadas por médicos terrenales.

Ahora buscan una nueva alternativa para sus afecciones. “Este acto es muy serio”, advierten los médiums. Según confiesan hay un guía espiritual, un doctor ruso que los ayuda.

Una de los líderes de esta reunión se para enfrente de los pacientes y, tras hablarles de Jesús, entona dos alabanzas que son coreadas al unísono por todo el auditorio. En la sesión, incluso hay adolescentes con sus padres.

Algunos presentan dolores de espalda, cabeza, estómago, riñones y mareos. Según Gaspar Flores, cada médium tiene un guía espiritual (ángel) que le muestra las enfermedades de la persona a la que va a atender.

EL TRATAMIENTO

“Vamos a hacer una purificación y limpieza”, anuncia Gaspar Flores. El hombre sostiene que en esta sesión supuestamente participan muchos espíritus como los de Narcisa de Jesús, la Virgen de Guadalupe y el hermano Gregorio (José Gregorio Hernández).

En los primeros minutos, los médiums comienzan a tratar a las personas, pero ni siquiera las tocan. Les piden que abran sus brazos y las piernas... Y luego pasan sus manos sobre el cuerpo de cada paciente: “Inhale, exhale, inhale, exhale”.

Varias médiums vierten agua purificada u orada sobre algunos de los asistentes para intentar quitarles sus dolores de cabeza y relajarlos. Y otros van directos a los cuartos revestidos con sábanas blancas para ser ‘operados’ espiritualmente por los guías.

Beatriz Vera, una joven madre, llegó desde Pichincha. La mujer fue invitada por su suegra, quien pertenece al grupo. Su intención era que los médiums ayudaran a su niño de varios meses que nació con problemas de corazón y que trataran a ella de unos dolores que sufre en su columna vertebral. Es una de las primeras en recibir atención.

“Siento algo escalofriante en mi cuerpo, algo que no puedo explicar, pero me siento mejor”, afirma llena de confianza. Luego es el turno de su pequeño, a quien los especialistas atienden recostado sobre una cama.

Sentado y con una botella de agua en sus manos, José Pizco espera su turno. No respira bien y sufre problemas de gastritis. “Dos veces he venido y me siento mejor”, comenta plenamente convencido.

CREE QUE FUE SANADA

Violeta Rivas, de 60 años, indica que tiene dificultades de visión, azúcar en la sangre y artrosis. Su médico le anunció que debía operarse de los ojos, algo que ella teme y a lo que se resiste. Por eso ha acudido al centro espírita. Así que la mujer se sube a una cama y se queda como dormida, mientras una médium le hace señas con sus manos sobre el cuerpo.

El pequeño cuarto huele a rosas, una presunta señal de que ha llegado el hermano Gregorio. Luego de un rato, tras terminar la ‘operación’, la mujer mueve sus párpados, pero afirma que se siente mareada, por lo que se queda varios minutos más en la cama. Y cuando parece reponerse, se incorpora y vuelve a sentarse, esta vez sobre una silla. “Estoy mareada por la ‘anestesia’. Y creo que fui operada... Se siente como muy clarito”, subraya.

Además, se muestra convencida de que cuando le toque ir de nuevo al hospital, el doctor le dirá que se ha curado, que no tiene nada en los ojos y que puede rehacer su vida con normalidad. “Pero para todo eso hace falta fe”, destaca.

En corto

Un poco de historia

José Gregorio Hernández nació en Venezuela el 26 de octubre de 1864. Fue médico y científico, pero se lo reconoció especialmente por su solidaridad con los más necesitados.

Su vida fue un ejemplo de entrega a los más desfavorecidos. Y murió trágicamente al golpearse en una acera, luego de ser arrollado por un automóvil. Sus restos reposan en Caracas.

Existen testimonios de personas que por las noches, antes de ser operadas, han sentido entrar a un ser en su habitación, cuyas manos han tocado algunas partes de sus cuerpos. Y al siguiente día de esas supuestas apariciones han observado huellas quirúrgicas en la piel. Supuestos hechos sobrenaturales que atribuyen a Hernández, a quien pedían que los sanara desde su lecho.

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