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Diario Extra Ecuador

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¡‘Poppers’, una explosión “mortal” de placer!

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Redacción Quito
Una “descarga de energía” había ‘poseído’ su cuerpo. En la pista de baile, Estefanía parecía balancearse sobre una cuerda floja, como una trapecista principiante. Su mirada se notaba perdida entre las luces que rebotaban sobre las paredes negras de la discoteca, ubicada en el centro norte de la capital.
En menos de diez minutos, había sacado dos veces un pequeño frasco de su cartera de cuero. Lo llevaba directo a la nariz para inhalar una sustancia química que le facilitaría un ‘escape’ fugaz de la realidad.
Enseguida lo guardaba, sigilosa, como intentando que nadie notara el movimiento taimado de su mano a la bolsa.
Su pareja, una mujer de contextura gruesa, se mantenía cerca de ella y de otras cuatro amigas que la rodeaban, como resguardando su trance. Casi sin parpadear, observaba hasta el mínimo movimiento de la muchacha en aquel local de encuentro para gais y lesbianas.
Mientras ‘agitaba’ sus caderas en la discoteca, Estefanía reveló a EXTRA que el contenido del frasco le “acelera todos los sentidos” durante unos cinco segundos: “Es exagerado”.
La joven, de 24 años, estaba inhalando ‘poppers’, una sustancia empleada a menudo como disolvente, pero que en el cuerpo humano relaja los esfínteres y dilata las arterias, explicó Marco Villegas, subdirector nacional de Antinarcóticos.
El pasado 5 de abril se ejecutó una operación denominada ‘Invierno Verde’, cuyo resultado fue el decomiso de 80 pastillas de éxtasis, 50 paquetes de marihuana y 40 frascos de ‘poppers’, cada uno de 10 mililitros, aproximadamente. Fue el primer caso en el que se detectaron estos alcaloides juntos en el país, destacó el mando policial.

El contenido
Los frascos de ‘poppers’, que han proliferado en Estados Unidos y numerosos países europeos y latinos, contienen nitratos de alquino, isopropino, isobutilo, amilo, butilo...
En el mercado común se utilizan como disolventes de pintura. “No están prohibidos a la venta. ¡Ojo, solo los nitratos!”, recalcó el funcionario.
Sin embargo, Villegas matizó que la juventud ha hecho una “desviación” de este producto y lo mezcla con anfetaminas, éxtasis y marihuana. “Es una bomba de tiempo (...) y totalmente grave, porque se está forzando a uno de los órganos del cuerpo (corazón). Eso puede provocar un paro cardiaco”, acotó.
“Es una avalancha de adrenalina... Hay un poco de dolor nasal, pero me ‘cocina’ el cerebro”, comentó Carolina, quien a sus 28 años ha consumido este producto combinado con marihuana en dos ocasiones.
Villegas recordó que cuando el narcótico se mezcla con otras drogas se vuelve ilegal, pero los frascos de ‘poppers’ -como tales- son de venta libre en ‘sex shops’ y redes sociales. Incluso, existe una plataforma de compra y venta por Internet, ya que es “un producto comercial” y “no está controlado en la legislación” ecuatoriana, manifestó el uniformado.
EXTRA visitó hasta diez locales de artículos sexuales y sustancias eróticas en el sur y norte de la ciudad para hallar este disolvente. Pero los comerciantes indicaron que lo habían sacado de sus estanterías a fin de evitar posibles problemas.


Utilizado por homosexuales
El nitrato de amilo, uno de los componentes del ‘popper’, era utilizado en la antigüedad para la distensión de las arterias y los problemas coronarios.
Pero en torno a 1988, empezó a emplearse en el ámbito homosexual para relajar el esfínter anal y tener relaciones placenteras.
Por eso, a Emilio, de 26 años,  este disolvente le produce “una sensación estimulante en la intimidad”. Es decir, solo recurre a él con su pareja homosexual.
“Lo compré por esa razón, para poder relajarme un poco más. Si bien produce éxtasis y euforia, no creo que sirva para un concierto de música electrónica”, precisó. La persona que le suministraba este producto desapareció, pero era ‘colombiano’.
El efecto que genera este líquido dura “menos de un minuto”. Hasta hoy, el joven no ha mezclado el disolvente con alcohol o drogas ilegales, a pesar de que ha consumido marihuana en distintas ocasiones.
Otros consumidores, como Carla, de 26 años, inhalaron ‘poppers’ mientras bebían cerveza: “Mis ‘panas’ habían comprado en un ‘sex shop’. El efecto es cortito”.

Aroma peculiar
Este disolvente, al batirlo con éxtasis y marihuana, genera un “olor característico” que dura, en el mejor de los casos, tres minutos, detalló Villegas.
Sin embargo, ese lapso depende de la cantidad de droga que se añada al ‘popper’, cuyo costo oscila entre los 15 y los 20 dólares por frasco. “Es mortal para nuestro organismo (…). Produce efectos alucinógenos y depresivos. Ahora, nuestros jóvenes lo utilizan con esos fines protervos. Es el criterio que tienen ellos”, resaltó Villegas. Pero si el consumo se prolonga, también puede generar adicción.  (JP/ER)

 

Distribución

Luego de una investigación realizada por Antinarcóticos durante varios meses, se determinó que los sitios en los que se distribuía esta sustancia son fiestas, bares y espacios donde hay afluencia de turistas y estratos sociales altos. Se ha encontrado en zonas como La Mariscal y la González Suárez de la capital, en Montañita, en la Costa... “La procedencia de este producto es exactamente Medellín (Colombia)”, reveló Villegas. Ahora bien, en los portales web se puede obtener vía Estados Unidos y Europa.
En el operativo realizado el mes pasado, diez sujetos (siete ecuatorianos y tres colombianos) fueron arrestados por la Policía Nacional. Integraban una banda que supuestamente se dedicaba a la producción, transporte, acopio y distribución de estupefacientes, entre los que figuraban los ‘poppers’.

 

“Podemos llegar a pensar que si no inhalamos, no vamos a disfrutar”

María José Jiménez, psicóloga clínica de Casa Baubo, atribuye el consumo de ‘poppers’ a un factor común que lleva a los usuarios a probar cualquier droga: “la búsqueda incansable de sentido (...) y placer inmediato”. Una actitud que obedece a la necesidad de satisfacer carencias emocionales o físicas.
Según la especialista, los usuarios tratan de encontrar  salidas fáciles y rápidas a estos problemas, en lugar de enfrentarse a procesos más largos como la terapia. “Entonces, se asume que el consumo de sustancias es el mejor camino, aunque sea pasajero”, remarcó.
 Además, consideró que el expendio de componentes químicos, como los contenidos en los ‘poppers’, tienen unos efectos mentales que pueden derivar en una dependencia o una “evolución” hacia sustancias más fuertes.
Respecto a la sensación que produce la mezcla del diluyente con otros alcaloides como anfetaminas,  marihuana o alcohol, puntualizó que la sensación posterior va a ser la de un ‘bajón’ y malestar “porque el cuerpo busca nivelarse tras el ‘shock’ que se produce al inhalar”.
De acuerdo a su criterio, el grupo humano con más tendencia al consumo de ‘poppers’ oscila entre los 20 y 28 años, ya que el factor económico influye mucho en su adquisición: “Además, son de venta libre y de fácil obtención, tanto en ‘sex shops’ como Internet”.
Desde el punto de vista psicológico, el ser humano es capaz de ‘dirigir’ su cuerpo y su mente en ciertos escenarios y, en este caso, al ser utilizados para pasar un buen rato o intensificar las relaciones sexuales, se puede crear un “condicionamiento” que limite las capacidades propias del individuo para desarrollarse de manera coherente. “Podemos llegar a pensar que si no inhalamos, no vamos a disfrutar”, alertó.
De modo que la manera de evitar el consumo y posterior dependencia pasa por “analizar los factores” que llevan al uso, más allá de prohibirlo.

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