Terry Crews, reconocido actor, exjugador de la NFL y figura pública de influencia global, compartió un testimonio profundamente personal sobre su batalla contra la adicción a la pornografía durante una conversación con el actor Rainn Wilson en el pódcast Soul Boom. 

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Con honestidad y valentía, Crews habló del impacto devastador que esta adicción tuvo en su vida personal, su salud mental y su matrimonio de más de tres décadas. Su mensaje desafía los conceptos tradicionales de masculinidad y pone sobre la mesa temas tabú como la salud emocional y la vulnerabilidad en los hombres.

Una infancia marcada por la pobreza y la represión religiosa

Criado en Flint, Michigan, en un entorno de carencias económicas, violencia doméstica y religiosidad estricta, Terry Crews creció rodeado de mensajes contradictorios. Mientras encontraba refugio en el deporte, su verdadera pasión —el arte— era reprimida por la presión de ajustarse a un modelo de masculinidad basado en la fuerza física.

Crews describe su infancia como un periodo de intensa represión emocional y sexual. En ese contexto, hablar sobre sexualidad o salud mental era inaceptable.

El origen de la adicción y su impacto oculto

Expuesto a la pornografía desde temprana edad en un entorno donde el sexo era un tema prohibido, Crews desarrolló una relación tóxica con su propia sexualidad. La adicción creció en silencio, alimentada por la culpa, la vergüenza y una cultura deportiva que reforzaba la desconexión emocional y la objetualización de las mujeres.

Una infidelidad en un salón de masajes, ocultado durante diez años, fue el punto de quiebre. Aunque Crews se convencía de que su adicción no era comparable al abuso de sustancias, entendió que estaba erosionando su conexión con sus seres queridos.

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El punto de inflexión y el proceso de recuperación

La revelación llegó en 2010, cuando su esposa lo confrontó y él finalmente confesó. Ella le pidió que no regresara a casa. Fue entonces cuando Crews buscó ayuda profesional en un centro especializado en Phoenix, Arizona, marcando el inicio de un proceso terapéutico profundo y transformador. “Fue la primera vez que accedí a terapia. Lloré durante tres años”, confesó.

Durante el tratamiento, Crews y su esposa participaron en sesiones individuales y de pareja. Una de las medidas más significativas fue un ayuno sexual de 90 días, que les permitió reconstruir la intimidad desde cero. “Responsabilidad y excusas no pueden existir en el mismo lugar”, reflexionó.

De la vulnerabilidad al activismo

En 2016, Crews decidió hacer pública su experiencia a través del video Dirty Little Secret, transmitido en vivo por Facebook. Lo hizo sin consultar previamente a su esposa, guiado por un compromiso con su verdad e integridad.

A pesar del riesgo de perder oportunidades laborales, su mensaje generó un gran impacto mediático y abrió una conversación necesaria sobre adicción a la pornografía y salud mental masculina. Años después, Crews también denunció haber sido víctima de acoso sexual en Hollywood, sumando su voz al movimiento #MeToo.

Nuevas definiciones de masculinidad y éxito

Terry Crews ha utilizado su plataforma para redefinir la masculinidad moderna. Para él, pedir ayuda y reconocer la propia fragilidad no es signo de debilidad, sino de verdadero coraje. “Solo quienes quieren manipularte piensan que la vulnerabilidad es debilidad”, sentenció.

Hoy, Terry Crews afirma que su matrimonio es más fuerte que nunca y su vida está guiada por la transparencia, la fe y el compromiso con el crecimiento personal. “No hay más secretos. Ahora mi trabajo es decirle a la gente que ellos también pueden lograrlo”.

Su historia no solo inspira, sino que ofrece un faro de esperanza para quienes enfrentan adicciones, traumas o procesos de transformación. Crews demuestra que es posible recuperar lo perdido, sanar las heridas del pasado y construir una vida auténtica.

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