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Farándula
Zapatillas, perfume, pastillas y hasta palillos chinos llevan las asambleístas en sus carteras
Shirabel Loor, la fashionista, guarda zapatos bajos. Mireya Pazmiño, píldoras para el dolor de cabeza. Y Mónica Palacios, un juego de labiales.
Para la asambleísta Shirabel Loor no existe una frase más precisa que ‘Antes muerta que sencilla’. La representante de la Bancada del Acuerdo Nacional (BAN) es fashionista.
De pies a cabeza, siempre está a la moda y, como ella misma dice, no usa “nada chimbo”. En su atuendo todo combina, pero ningún elemento resalta tanto como su cartera, una Louis Vuitton. El precio de ese bolso es de 2.700 dólares, pero ella confiesa que fue un regalo.
Adentro, Loor lleva de todo. Es como un ‘clóset ambulante’. Zapatos deportivos, paños húmedos, perfumes, espejo, mentas, cremas, palillos chinos (para comer sushi), lentes y gafas son solo algunos de los objetos que la parlamentaria extendió sobre el piso del Palacio Lesgislativo durante la entrevista con EXTRA.
Loor es una mujer sin poses. En cuclillas y sobre sus tacos de aguja, recuerda cuando fue reina de Esmeraldas. Hace poco, un conocido le entregó una foto en la que Loor aparece acompañada de Cristina Reyes y Érika Vélez, cuando eran reinas de Guayaquil y de Manabí, respectivamente.
Aunque la corona ya se le “oxidó”, ese gusto por hacer labor social se mantiene intacto. “Aquí tengo unas pulseras de una fundación con la que colaboro”, indica. Además tiene dos organizaciones propias: una apoya a mujeres emprendedoras en Santo Domingo (provincia a la que representa en la Asamblea) y la otra lucha contra la desnutrición infantil.
Harto 'camello'
Mireya Pazmiño, parlamentaria por Pachakutik, es práctica. En su cartera lleva lo esencial: cosméticos, billetera, teléfono celular, gotas endulzantes, perfume, vitaminas, audífonos. También lentes de sol, infaltables para ella, sobre todo ahora que debe cuidar sus ojitos ‘de gato’, pues fueron operados hace poco. “Llevo pastillas para el dolor de cabeza, curitas (banditas), fósforos... Yo no fumo, pero mi pareja sí”.
Pazmiño también fue reinita en su natal Guaranda y, aunque la labor social la entrenó para la candidatura, la parlamentaria asegura que no se compara en nada con el trabajo en la Asamblea. Para ella, el problema más grande es el estigma que tiene el puesto. “Uno recién se sienta y ya le dicen ladrón”, se queja Pazmiño, quien es nueva en la política.
El ritmo de trabajo en el Palacio Legislativo es bastante pesado. Dice que si no fuera divorciada, de seguro ya le habrían pedido la separación, pues siempre está ‘camellando’.
Los labiales
Mónica Palacios es elegante. Un bolso pequeño, el ‘veintiúnico’ que tiene, es su fiel compañero para ir al Pleno. Es negro y muy formal. Adentro, la exreina de los migrantes ecuatorianos en Nueva York, EE. UU. (2006), guarda su billetera, el cargador del celular y cuatro lápices de labios. “Eso nunca puede faltar”, sostiene.
Siempre va con lo justo y necesario. Eso lo aprendió mientras estuvo radicada en la ‘Yoni’. Cuando tenía 18 años, la crisis económica del país la obligó a salir.
“Una chaqueta negra es lo básico. Uno la puede complementar con detallitos. Aquí, por ejemplo, le puse un prendedor de mi ciudad, Cuenca”, indica.
PILAS CON ESTO
Desde ‘pelada’
La primera vez que Shirabel Loor entró a la Asamblea era una adolescente. Representó a su colegio en un evento que simulaba a las Naciones Unidas.
Asambleísta Paola Cabezas desfiló con el vestidito ganador