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En homenaje al 'Rey del pop' la comunidad erigió una estatua de bronce en tamaño real.IVONNE LAGO

Del peligro al ritmo: Santa Marta, la favela que 'salvó' Michael Jackson

EXTRA recorrió ese sitio en Río de Janeiro, Brasil, convertido en turístico, donde en 1996 el 'Rey del pop' grabó el video 'They don't care about us'

En 1996, el rey del pop, Michael Jackson, llegó a la favela Santa Marta, un barrio marginal de Río de Janeiro, Brasil, para grabar junto al director Spike Lee el videoclip de su canción ‘They don’t care about us’ (’No les importamos’).

Lo que parecía una elección arriesgada -filmar en una de las zonas más empinadas y marginadas de la ciudad- terminó marcando un antes y un después para la comunidad, que aún hoy se muestra agradecida y orgullosa del desaparecido ídolo por el cambio que provocó su llegada.

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Fue el propio Jackson quien, pese a las negativas de las autoridades locales, escogió e ingresó a ese lugar lleno de carencias, donde se encontró con gente alegre y colaboradora.

Los reportes de la época señalaban que el artista “arregló” con el ‘duro’ de la favela, tras un acuerdo económico, para garantizar la seguridad durante el rodaje del video, que sigue siendo uno de los más recordados por los brasileños.

Símbolo de resistencia, cultura y esperanza.

Las imágenes del cantante recorriendo los callejones, bailando con niños y vecinos, acompañado por los tambores del grupo Olodum, mostraron al mundo una realidad poco conocida: la vida dentro de una favela brasileña. Desde entonces, Santa Marta pasó de ser sinónimo de exclusión a convertirse en símbolo de resistencia, cultura y esperanza.

Este asentamiento popular se levanta sobre el Morro Dona Marta o Colina Doña Marta, en la zona sur de Río de Janeiro, entre los barrios de Botafogo y Laranjeiras, cerca de Flamengo. Es una de las favelas más empinadas de la ciudad, ubicada a 352 metros de altitud, con vistas espectaculares al Pan de Azúcar y al Cristo Redentor.

"Cada mes recibe unos 3.000 visitantes, de los cuales el 98% son extranjeros"Mario Martins
​Guia de la favela

Su nombre proviene de una devota que llevó una imagen de Santa Marta al morro en los años 30. Con el tiempo, se construyó una capilla y empezaron a asentarse trabajadores de la zona, dando origen a la comunidad que hoy alberga entre 4.000 y 7.000 personas distribuidas en más de 1.200 hogares.

La primera favela de Río de Janeiro en ser pacificada

En diciembre de 2008, Santa Marta se convirtió en la primera favela de Río de Janeiro en recibir una Unidad de Policía Pacificadora (UPP), dentro de un programa del gobierno para reducir la violencia, el narcotráfico y el control de bandas criminales.

Rio de Janeiro está rodeada por un promedio de 750 a mil favelas.IVONNE LAGO

Aunque la criminalidad bajó, aún persisten focos armados. Jóvenes con fusiles de largo alcance impiden ser fotografiados por turistas. Mientras los visitantes respeten las reglas, todo marcha bien. Por eso, el ingreso solo es posible con guías certificados, en su mayoría nacidos y criados en la comunidad.

Entrar por cuenta propia no es una opción, y los mismos residentes lo advierten. Luiz, un taxista, mostró su inconformidad. “No estoy de acuerdo con que los turistas entren a esos sectores populares, cuando hay tantos atractivos en Río más allá de la pobreza”, dijo molesto.

Por un costo de 120 reales (unos 22 dólares), los visitantes pueden recorrer junto a un guía los estrechos y sinuosos laberintos que suben por la colina, donde las casas, de madera o ladrillo, se apilan unas sobre otras. En muchos casos, funcionan también como tiendas o pequeños negocios. Los servicios básicos, como agua, electricidad y alcantarillado, se han ido incorporando de forma gradual.

El aire se vuelve más denso

A medida que se avanza y se sortean los cables eléctricos enmarañados, el aire se vuelve más denso. En algunos tramos, se mezclan los olores del humo de marihuana, que se consume abiertamente, con los de los desechos sin recoger, las aguas servidas y la transpiración provocada por el calor tropical que caracteriza a la ciudad, cuyo eje turístico son las playas.

Los turistas deben sortear sinuosos pasadizos y ‘tallarines’ de cables enredados.IVONNE LAGO

Nadie conversa, apenas saludan; cada quien sigue su camino, subiendo o bajando los 788 escalones que llevan al tope o a la base del morro, donde hay pequeños mercados que venden frutas, snacks y comida callejera. Las banderas rojas y negras del Flamengo ondean en cada esquina, reflejando la pasión futbolera de los cariocas.

Entre los proyectos impulsados durante la pacificación, para evitar subir las irregulares gradas de cemento, se inauguró en 2008 el Plano Inclinado do Santa Marta, un tipo de funicular que conecta distintos niveles de la loma y facilita el acceso de los residentes, sobre todo de niños, embarazadas y adultos mayores.

Retratados ajo la sombra de la violencia

La visita de Michael Jackson cambió la percepción mundial de la favela. Su videoclip permitió que millones de personas descubrieran la vitalidad y alegría de sus habitantes, casi siempre retratados bajo la sombra de la violencia.

Años más tarde, en 2010, los vecinos levantaron una estatua de bronce en tamaño real en honor al artista, justo en el sitio donde se filmaron varias escenas del video.

El lugar, parecido a una terraza, se conoce como el Mirante do Michael Jackson (Mirador de Michael Jackson). Desde ahí se observan los coloridos mosaicos y murales con su imagen, convertidos en íconos del barrio. La escultura, con los brazos abiertos, está “custodiada” por vecinos que escuchan música funk a todo volumen mientras disfrutan de la vista o fuman marihuana.

Modelo de turismo

Con el paso de los años, Santa Marta se consolidó como un modelo de turismo comunitario. Cada mes recibe unos 3.000 visitantes, de los cuales “el 98% son extranjeros”, explica Mario Martins, guía local y fundador de una empresa de turismo.

En 2008, luego de entrar en el proyecto de pacificación se adecuó la transportación al interior de la favela.IVONNE LAGO

Los recorridos incluyen visitas por los callejones, miradores y escalinatas, mientras Martins, de 47 años, narra en portugués, inglés o español la historia de la favela y su transformación desde la llegada de Jackson.

Actualmente, 12 guías oficiales, todos residentes del lugar, trabajan en conjunto con la Asociación de los Vivientes, una organización que elige a sus representantes por votación y administra los proyectos sociales financiados, en parte, por los ingresos del turismo.

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