La manabita Virginia Limongi (31), quien fue presentadora de En contacto, da un paso en su carrera tras un año lleno de altibajos y hasta líos legales. Ahora es la nueva imagen de MasterChef de Teleamazonas.

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— Con MasterChef pasó algo parecido a lo que ocurrió cuando ingresó a En contacto.

Hace más de tres años había comprado mi casa en Portoviejo y abrí mi gimnasio, en los que invertí mis ahorros. Recién habían pasado dos meses cuando me llamaron de Ecuavisa para participar en el reality en el que se eligió a la nueva presentadora. Mi mánager me dijo que lo aceptara porque existían dos formas de saltar a la fama: con polémicas o en TV. Con la casa se quedó mi hermana (Ana Cristina) y el gimnasio lo vendí. No podía estar en dos lugares, me arriesgué. Llamé a mis padres (Arturo y María Fernanda, quienes están divorciados) y a mi mánager. Son los que me centran en la vida.

— La decisión siempre iba a ser suya y dicen que usted es rebelde...

Mi padre me educó así, es mi amigo, aunque nos hemos peleado muchas veces. Me ha dicho que no siga lo establecido. Mis progenitores han vivido más, ven todo de diferente manera. No quería sentir que había perdido una gran oportunidad por cobarde. En contacto era un lugar seguro, pero no quería arrepentirme después.

— Se ha dicho que la despedida que le hicieron fue fría.

Estoy tranquila, me dieron diez minutos. Ninguna empresa lo hará con bombos y platillos, es un integrante que está perdiendo.

— Las malas lenguas afirman que entre usted, Gaby Díaz y Dora West no existía una buena relación, que todo eran apariencias.

Con Henry Bustamante, quien es muy chistoso, y José Urrutia era con los que mejor me llevaba. Al mediodía sentía hambre y le pedía a José que me preparara algo para comer. Yo parezco un albañil comiendo. Henry siempre tuvo una palabra en los momentos difíciles. Soy muy hermética y necesito que la gente que me quiere sepa que, en algún momento, me abriré. No será de golpe, poco a poco, tengo mis tiempos, mis procesos. Con ellas nuestra relación era profesional.

— ¿Surgieron celos profesionales?

No soy celosa en ese sentido ni en mis relaciones. Soy súper directa, cada quien en lo suyo.

— ¿Está lista para viajar a Colombia?

(Risas) ¡No me estrese! Recién me dieron el boleto de ida. Me voy a Bogotá el 4 de octubre y el 6 empiezo a grabar la tercera edición de MasterChef Celebrity. Me llamaron antes de mi viaje a China, en agosto. Les dije que me iba de vacaciones. Cuando volví, el 1 de septiembre, me llamaron para conversar. El 5 nos reunimos, me plantearon el ofrecimiento. Dos meses serán las grabaciones, todavía no sé si iré y vendré. Los tres primeros días se graba un solo programa, luego dos diarios. Sé que es pesado, pero es mi compromiso durante dos meses.

— ¿La oferta le atrajo por lo económico, por la proyección internacional o por los complicados momentos que atraviesa en su vida personal tras su separación?

Considero que es una plataforma internacional, incluso se lo dije a Betty Mata, directora de En contacto. Ese fue el motivo principal. Ecuavisa fue mi escuela e intenté una proyección en el extranjero, viajé, estuve en Univisión, no se dio entonces. Betty me pidió que lo piense bien y que no me lance por situaciones personales que esté viviendo. Yo sé diferenciar entre lo personal y lo profesional. Tengo claro que cuando una relación se acaba, se acaba. Conozco mi potencial y no me limito. Mi intención es irme a Estados Unidos. Ya me voy a Colombia. Tal vez de la cocina a la actuación, a la villana de las telenovelas.

— Dicen que es tóxica, además las manabitas son de armas tomar.

La gente se deja engañar por mi físico, soy un pan de azúcar. Al community manager de En contacto le habían dicho que yo era una bruja. Se inventaron que yo era tóxica y celosa con mi pareja, pero era al revés. Soy celosa con mi padre y hermano. Si se meten con mi familia, entonces conocerán a otra persona. Somos ocho hermanos, de cinco mujeres diferentes. Por ello soy celosa, mi papá ha sido terrible. Me peleé con su última mujer.

— Las comparaciones con Érika Vélez se darán.

Ya se dan. No me preocupan, me siento tranquila. A ella la traté cuando viajamos a China. Una grata sorpresa, me encontré con una persona diferente a la que me habían dicho. Fue como una hermana mayor. No existe un sentimiento malo, no hay enemistad.

— ¿El canal tomó la decisión de prescindir de sus servicios, usted no se cruzó?

Ella lo entiende, es una mujer con una gran trayectoria. Se ganó el cariño en seis años, muchos la piden. No puedo prometer que seré Érika, porque ella tiene su estilo. En el matinal aprendí a no leer lo negativo. Lo único que leí, y fue porque me etiquetaron, es que iba a ganar 20.000 dólares. Eso fue hecho con malicia.

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