La madrugada del jueves 9 de octubre de 2025, la comunidad LGBTIQ+ amaneció con una nueva tragedia. Becky G, una joven mujer trans de 25 años, fue asesinada en el sector de la calle 1 de Mayo, en Guayaquil, luego de negarse —según versiones de testigos— a pagar una “vacuna” a presuntos extorsionadores. Su cuerpo fue hallado en plena vía, cerca del Hotel Oro Verde, con signos de haber recibido varios disparos.

De acuerdo con el boletín emitido por la Asociación Silueta X, los agresores serían parte de las redes de criminalidad organizada que operan en esa zona y que cobran a las trabajadoras sexuales por permitirles laborar. La víctima habría sido abordada en las primeras horas del día, cuando rechazó entregar dinero. 

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En represalia, los atacantes la habrían acribillado a quemarropa y huyeron del lugar. El cadáver quedó tendido en posición fetal, una imagen que, según la organización, refleja la brutalidad del ataque y la indefensión de quienes viven bajo amenaza constante.

Una vida truncada por la violencia

Becky G —como se hacía llamar en redes sociales— era reconocida por su energía, su carisma y por compartir en plataformas digitales momentos cotidianos junto a su gato, símbolo de ternura y refugio en medio de la adversidad. Vivía en un pequeño departamento en el mismo sector donde trabajaba y, de acuerdo con testimonios recabados por Silueta X, era una persona alegre y solidaria con sus compañeras.

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“Era una chica que soñaba con ser libre, que se enfrentaba todos los días al miedo. Becky no debía morir así”, lamentó una de sus amigas, que prefirió mantener el anonimato por temor a represalias.

Escalada alarmante de transfeminicidios, informó Silueta X

El asesinato de Becky eleva a 14 los casos de muertes violentas contra personas trans y LGBT+ en Ecuador durante 2025, según datos del informe Runa Sipiy de la Asociación Silueta X. El documento recopila hechos de transfeminicidios, tentativas de asesinato, secuestros y torturas, y advierte sobre una tendencia ascendente de la violencia estructural que combina transfobia con criminalidad organizada.

La organización enfatiza que las zonas donde operan redes de extorsión, sicariato y microtráfico se han convertido en verdaderos corredores de riesgo para las mujeres trans, muchas de las cuales ejercen el trabajo sexual sin protección ni respaldo institucional. “Becky G no es solo una estadística; era una hija, una amiga, una luchadora que merecía vivir libre de miedo”, subraya el comunicado.

Sector donde ocurrió el crimen de Becky G

Exigen justicia y acciones del Estado

Silueta X pidió a la Fiscalía General del Estado y a la Policía Nacional una investigación urgente y con enfoque diferencial de género, que considere el crimen como un posible caso de odio y transfobia, y que se identifique a las redes de extorsión responsables. Además, solicitó protección inmediata para las trabajadoras sexuales trans en Guayaquil, creación de protocolos de seguridad, y la implementación de políticas públicas efectivas contra la violencia hacia esta población.

La asociación también hizo un llamado al nuevo subsecretario de Diversidades del Viceministerio de la Mujer y Derechos Humanos para que se apersone de la situación y brinde apoyo psicosocial y económico a las familias afectadas.

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