El domingo 7 de diciembre, Carlos Alberto Palma Murillo, de 70 años, fue atropellado por un vehículo en las calles Asisclo Garay y Pedro Pablo Gómez, en el suroeste de Guayaquil. El adulto mayor fue trasladado en una ambulancia hasta una casa de salud; sin embargo, llegó sin signos vitales.

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Sus familiares fueron informados de la tragedia y acudieron al hospital para iniciar los trámites y retirar el cadáver. En ese momento,mantu vieron contacto con una persona que trabaja para una funeraria y, según la empleada, habrían solicitado los servicios exequiales.

Tras la denuncia presentada en la Fiscalía, se iniciaron los procedimientos para retirar el cuerpo de la morgue del hospital y trasladarlo al Laboratorio de Criminalística. El cadáver fue retirado el pasado jueves 11 de diciembre, para dar inicio a los trámites de sepultura.

Familiares desaparecieron 

No obstante, la tragedia de Carlos Alberto no terminó con su muerte. Katty Mejía, quien prestó los servicios funerarios, contó a EXTRA que, tras llevarse el cadáver para formalizarlo, los familiares del septuagenario desaparecieron y dejaron de responder llamadas y mensajes.

“Llevo tres días intentando contactarlos. Si los llamo, me cierran la llamada; si les escribo, me bloquean. Desde cualquier número no contestan. No sé qué hacer con el cadáver. El cuerpo comenzó a descomponerse y tuvimos que cerrar la funeraria. Los vecinos empezaron a quejarse por el mal olor”, relató Mejía.

Finalmente, la trabajadora solicitó ayuda a un conocido que labora en el Municipio de Guayaquil. Según indicó, le ofrecieron un espacio en el cementerio de Tenguel; sin embargo, los trámites podrán iniciarse a partir de hoy. “Me tocó sacar el cuerpo de la funeraria y trasladarlo a un frigorífico de un cementerio, asumiendo todos los gastos, porque los familiares se olvidaron del señor”, concluyó. (AEB)

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