Una masiva concurrencia se registró la mañana de este domingo 2 de noviembre de 2025 en el cementerio Ángel María Canals, ubicado en el suburbio, al sur de Guayaquil. Desde muy temprano, cientos de familias llegaron para recordar a sus difuntos en esta fecha especial.

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No lo hicieron con las manos vacías. Muchos llevaron escobas, sacos, pintura y otras herramientas para limpiar, reparar y adecentar las tumbas donde descansan sus seres queridos.

Norma Reyes fue una de las visitantes que llegó acompañada de sus dos hijas menores. Ellas acudieron a la bóveda donde reposan los restos de su madre, fallecida hace cinco años.

“Pero no es cosa de venir solo este día. Yo vengo cinco o seis veces al año”, comentó mientras, junto a las niñas, limpiaba y decoraba el lugar con piedras antes de sentarse a contarle las novedades familiares.

Trabajo y comercio en el camposanto

El Día de los Difuntos también fue aprovechado por trabajadores que ofrecían sus servicios para reparar tumbas. Con sacos de cemento al hombro, algunos recorrían los pasillos del cementerio ofreciendo arreglar los acabados deteriorados.

Los comerciantes informales tampoco perdieron la oportunidad. Vendedores de jugos, aguas y bebidas frías atendieron una alta demanda por el intenso sol de la mañana. También hubo buena acogida para quienes ofrecían bocadillos como churros, chuzos, tequeños y otras golosinas.

Calles cerradas por la alta concurrencia

En el Cementerio General, en el centro de Guayaquil, la gran cantidad de visitantes obligó a los agentes de tránsito a cerrar varias calles para garantizar la seguridad de los peatones.

Isabel Iturralde, de 80 años, llegó acompañada de sus dos hermanas —también de la tercera edad— para visitar la tumba de su madre, fallecida hace 12 años.

“No importa la edad ni el tiempo que pase, uno sigue extrañando a la madre y a sus seres queridos. No hay que perder la oportunidad de visitarlos. No solo debe ser en el Día de los Difuntos, aunque esta sí es una ocasión especial”, expresó.

En ambos camposantos, los negocios más concurridos fueron los de venta de arreglos florales, cuyos precios iban desde los tres dólares, dependiendo del tamaño y los detalles de cada uno.

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