“No podemos decir una palabra porque nos matan”, manifestó una habitante de la ciudadela La Rotaria, en el noroeste de Guayaquil, donde la madrugada de este miércoles 3 de septiembre fueron asesinados Aida Jiménez Vera, de 61 años; Marco Rosero López, de 63; y su hijo James Marcos Rosero Jiménez, de 28.

(Te invitamos a leer: Marco Rubio en Ecuador: seguridad de Hollywood con blindados y cañón antidrones)

La mujer, mirando a todos lados antes de hablar, reveló que en el sector una banda criminal cobra ‘vacunas’ (extorsión), pero que los moradores no se atreven a denunciar por miedo a represalias.

Las víctimas profesaban la fe evangélica y fueron atacadas por sujetos armados con fusiles y pistolas, quienes llegaron al lugar a bordo de motocicletas.

La Policía maneja dos hipótesis: que el ataque esté relacionado con el cobro de ‘vacunas’ o que el blanco del atentado fuera directamente el hijo de la pareja.

Una fuente policial confirmó a este Diario que, de acuerdo con las primeras investigaciones, el joven de 28 años era el objetivo del ataque, lo que explicaría la brutalidad con la que fue ejecutado. “Recibió disparos en la cabeza. Sus padres fueron víctimas colaterales”, señaló.

El oficial añadió que este hecho podría tener coincidencias con la masacre ocurrida el pasado 28 de agosto en el bloque 5 de Flor de Bastión, donde también fue asesinada una familia evangélica.

“Podría tratarse de la misma banda: Los Tiguerones Fénix, quienes extorsionan en ese sector. Hay similitudes: en ambos casos, las familias eran evangélicas, lo que no garantiza que sus hijos no estuvieran relacionados con bandas criminales. En el primer hecho buscaban a uno de los hijos; como no estaba, mataron a sus padres y a su hermana. En este segundo ataque, el blanco era el hijo, y fue asesinado con extrema brutalidad”, explicó el oficial.

Los fallecidos de la primera matanza

Las víctimas de la primera matanza fueron identificadas como Sixto Doroteo Vega Arana, de 57 años; Maricela Gómez Villegas, su esposa; y Dayana Vega Gómez, su hija. Vega Arana trabajaba como mensajero en el Municipio de Guayaquil.

“El caso es similar: en el primer hecho, los agresores entraron buscando al hijo, quien estaba vinculado a los contrincantes de una banda. Al no encontrarlo, asesinaron a sus padres y hermana. En el segundo hecho, sí mataron al joven que estaba en la casa. Creemos que se trata de la misma organización, por la forma en que operan. Los implicados podrían ser individuos de entre 15 y 22 años, que suelen integrar estas bandas criminales. Los padres eran evangélicos; los jóvenes, creemos que no”, sostuvo el oficial.

Añadió que la relación entre los hechos radica en que hay bandas que extorsionan en territorios en disputa. La Policía aún analiza los indicios balísticos para confirmar si se trata de la misma organización.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!