Marco Rubio, secretario de Estado de los Estados Unidos, llegó al Palacio de Carondelet en el centro de Quito como si fuera un personaje sacado de una película de Hollywood. Impecable con su traje oscuro y corbata azul, descendió de un carro y estuvo escoltado por un enjambre de agentes de seguridad con radios pegados al oído y miradas que parecían escanear hasta las nubes.

De hecho, un miembro de su amplio equipo tenía un aparato que parecía sacado de la saga de ‘Misión imposible’ o James Bond. Era un cañón antidrones que tenía como misión neutralizar cualquier objeto volador no identificado.

El funcionario de la rama ejecutiva gringa y el presidente Daniel Noboa tuvieron una pequeña reunión privada en la que hablaron de temas que no han sido revelados y también aprovecharon para tomarse la foto respectiva. 

Luego, Rubio salió a un espacio que fue destinado para hablar con la prensa ecuatoriana e internacional.

Al sitio llegó acompañado de un oficial del alto mando de las Fuerzas Armadas y de la canciller Gabriela Sommerfeld. Asimismo, había un sujeto enternado detrás de Rubio que parecía enojado. Hablaba solo y hacía gestos como que daba indicaciones.

Era el jefe de seguridad del funcionario estadounidense, que estaba concentrado en cada movimiento que hacía su jefe y ordenaba a sus súbditos las posiciones que debían ocupar para evitar algún incidente o la presencia de un enemigo.

Dardo para Rafael Correa

Durante su intervención en la rueda de prensa, Rubio intercaló respuestas con Sommerfeld. Lo hizo en español y en inglés para que también comprendieran las audiencias angloparlantes que veían la cita en vivo en los medios de comunicación internacionales.

Para eso, se instalaron cabinas dentro del Palacio, en donde había traductores que relataban los diálogos.

El extranjero recordó durante su intervención que estuvo como senador en Ecuador hace varios años y enfatizó que el tema de seguridad fue la prioridad de la reunión con las autoridades del país. Especialmente cuando habló de su lucha contra grupos de narcotráfico y minería ilegal.

Confirmó que Los Choneros y Los Lobos han sido declarados como grupos terroristas por parte de Estados Unidos e incluso le mando una ‘puyita’ al expresidente de la República Rafael Correa.

Esto ocurrió cuando se refirió a la posibilidad de la instalación de bases militares extranjeras en Ecuador, al recordar que el Mashi les había pedido que se marcharan. “No nos quería mucho porque estaba apoyado por los narcotraficantes”, sentenció.

Resguardo extremo

En las afueras de Carondelet se instalaron vallas que cubrieron una manzana a la redonda y no se permitió el paso por las calles García Moreno, Venezuela, Chile y Sucre.

Militares ubicados estratégicamente en las inmediaciones del edificio y hasta en los techos permanecían vigilantes ante cualquier movimiento extraño. Además, decenas de policías de grupos especiales, fuertemente armados, recorrían la zona para detectar cualquier anomalía.

Rubio se retiró en un Chevrolet Suburban blindado. Fue escoltado por varios policías y su propia seguridad. Según su agenda, almorzaría con allegados pasado el mediodía y saldría a las 14:00 en un vuelo hacia Miami.

El secretario de Estado ‘gringo’ se mostró optimista sobre las relaciones comerciales y anunció que la relación bilateral crecerá en el tema de aranceles.

La canciller Sommerfeld añadió que dialogaron sobre la modernización de un acuerdo de extradición y la cooperación entre Ecuador y Estados Unidos para la recepción de migrantes deportados.

Rubio también precisó que se destinarán 13,5 millones de dólares para combatir el narcotráfico.

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