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Guayaquil

La cerveza ya no tiene ‘subsidio’ en el barrio de la 18
Los dueños de los locales en el barrio de tolerancia dicen que la delincuencia y el alza de precios los tienen al borde de la quiebra.
En el barrio de la tolerancia, conocido como la 18, en el suburbio de Guayaquil, los problemas no dan tregua. A la inseguridad por robos y las amenazas de los grupos delincuenciales que exigen el pago de ‘vacunas’, ahora se suma otro golpe: la subida del precio de la cerveza.
Todo se desató después de que el pasado viernes la ministra de Finanzas, Sariha Moya, anunció la eliminación del subsidio al diésel. Según el Gobierno, la medida busca ahorrar más de $1.100 millones porque el combustible estaba siendo aprovechado por “bandas para el contrabando y la minería ilegal”.
Desde el pasado lunes ya se sintió la consecuencia: las jabas de biela subieron. “Me quedé fría cuando el repartidor me dijo: ‘Madrina, subió 2 latas más por caja’. Antes me costaba $13, ahora $15. ¿Qué podemos hacer?”, contó una dueña de local, que prefirió no dar su nombre por miedo a las extorsiones.
Ventas en caída libre
La mujer, con 40 años trabajando en la popular ‘6x3’, lamentó que ya no se pueda vivir del sexo y de la ‘chupa’.
“De 300 o 400 dólares que vendía al día, ahora con suerte llego a 80. Nos están matando. Una botella normal de cerveza subió de $2,25 a $2,50 y por esos 25 centavos ya hay clientes que se ‘desinflan’”, expresó resignada.
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Otra dueña de negocio en la 18 explicó que el cuarto donde las trabajadoras sexuales ofrecen sus servicios no subirá de 3 ‘latas’. “Ahí sí la vemos negra si cobramos más por la habitación. Toca aguantar con ese valor y esperar que el Gobierno de (Daniel) Noboa haga algo, porque si no, vienen días peores”.
Ajustes en los servicios
Las propias trabajadoras sexuales reconocen que deben “arreglárselas” para no espantar a los clientes.
“Si la biela está cara, toca usar los atributos. Primero una sondea. Si el cliente puede, se le ofrece un servicio más ‘cariñoso’ en la cama: de 15 a 20 dólares. Algunos pagan; otros dicen que andan con lo justo (15 ‘latas’). Igual, hay que enamorarlos para que se vayan felices y regresen, porque si no, perdemos todos en la 18”, analizó una joven.
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Extorsiones al alza
A este drama se suma la inseguridad. Los propietarios de locales y las trabajadoras sexuales denuncian que reciben mensajes de WhatsApp para pagar ‘vacunas’.
“A los negocios les cobran hasta 2.000 dólares y a las chicas desde 100. Los mensajes llegan de números extranjeros para que la Policía no pueda rastrear”, denunció un trabajador de la zona.
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